Joyas escondidas. Cuando uno se adentra en la carpa del Mercadet, la vista no sabe donde dirigirse. Sus paradas acumulan toda clase de objetos, a un precio ajustado. Puede que muchos no resulten del interés del cliente pero, dedicándole un poco de tiempo, encontrará más de una joya escondida. | Pere Bergas

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Con la expresión de satisfacción de quien hace una buena compra, por la Costa de la Sang este jueves bajaban personas cargadas con pinturas, sillas, abrigos de visón o, incluso, una colección de floretes. Ayer se inauguró en el Pati d’Homes de la Misericòrdia el XXXII Mercadet de Nadal Aprofita i ajuda, el tradicional mercadillo navideño solidario a beneficio de Es Refugi, una asociación sin ánimo de lucro centrada en dar acogida y paliar las necesidades básicas de personas que se encuentran en riesgo o en situación de exclusión social. El variopinto mercadillo estará abierto al público hoy y mañana, de 11 y las 20 horas.

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«Lo bonito de este mercadillo es ver a donde se va el dinero. Es una ayuda inmediata. Nuestro lema es Ningú al carrer!: cualquiera merece un lugar donde dormir y asearse», afirma Tin Bordoy, una de las muchas voluntarias que impulsan esta iniciativa. Porque nunca sobran las manos. Ni el Dijous Bo fue capaz de empañar su apertura, reencuentro de curiosos, nostálgicos y cazatesoros.

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En sus paradas, que desde la pasada edición cuentan con datáfono, se pueden encontrar toda clase de antigüedades, entre las que destaca el mobiliario y decoración de exquisitas calidades; libros y vinilos, así como una gran selección de ropa, de caballero y señora. Sin olvidarse de los puestos heterogéneos, donde bucear en busca de tesoros, o su gran rifa, en la que conseguir grandes premios.