Un niño usa el teléfono móvil y una tablet. | Eduardo Parra - Europa Press

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Los pediatras están inmersos en un proceso de actualización del protocolo de actividades preventivas en salud pediátrica para incorporar los nuevos retos de los móviles y las pantallas, con el foco puesto en la necesidad de un buen acompañamiento en la introducción de las nuevas tecnologías. La presión social nacida desde un grupo inicial de WhatsApp de madres y padres de Barcelona rechazando la «normalización» de entregar un teléfono móvil inteligente a los niños a los 12 años (con el paso de la educación primaria a la secundaria) y retrasarlo hasta los 16 años se ha ido extendiendo por toda Cataluña y por otros territorios de España.

La presión de las familias ha abierto un debate para extender la regulación de los móviles a partir del curso 2024-2025 en todos los centros educativos catalanes, lo que se hará a partir de un «marco general» que determinará la Generalitat, si bien será cada centro educativo el que concrete sus normas según su «realidad» y «especificidades». En el marco de este proceso, la Generalitat ha consultado a la Sociedad Catalana de Pediatría (SCP), entre otros agentes implicados en la salud y la educación de los menores. Desde 2008, el Protocolo de actividades preventivas y de promoción de la salud en la edad pediátrica, que recoge todas las actuaciones que se llevan a cabo en la Atención Primaria en las visitas de los 0 a 14 años, apenas se ha actualizado en torno a un ámbito que cada vez gana más peso: la salud digital. «Estamos hablando con la Generalitat para actualizarlo, con todos los temas que se tienen que revisar», ha explicado Ramon Capdevila, vicepresidente de la Sociedad Catalana de Pediatría (SCP), de la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña.

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No es un problema que acabe de entrar en las consultas pediátricas, pues ya son muchos los profesionales que abordan estas situaciones: «Ya hace tiempo que se trabaja en la cuestión de las pantallas porque genera una inquietud, que también se ve en las asociaciones de familias de alumnos (AFA), y hay un aumento de patología mental que tiene una relación con los móviles», ha detallado el pediatra. En todo caso, la SCP no dispone de un documento científico que fije principios por los que se debería regular los móviles a partir de la edad, como pretenden movimientos de padres y madres. Si bien entre los menores de 3 años existe consenso científico de que no deben estar expuestos a las pantallas -la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda cuanto menos tiempo, mejor y nunca más de una hora-, en la adolescencia la edad no está tan clara.

"Mi opinión personal es que marcar una edad no es una manera de solucionar el problema porque, al final, todo depende de que los padres hagan un acompañamiento efectivo en el descubrimiento de la tecnología«, ha considerado el vicepresidente de la SCP. Si bien »es evidente que con 10 años dar un aparato con acceso a absolutamente todo sin ningún control no tiene ningún sentido«, en fases más avanzadas de la adolescencia, según Capdevila, »la edad no es tan relevante, sino que es más importante el acompañamiento«. »Si impones una prohibición hasta determinada edad sin un acompañamiento, el día que se levante la prohibición tampoco tendría sentido dar un móvil a un hijo sin haberle enseñado nada", ha razonado.

Para reflexionar y recabar opiniones de expertos de cara a la actualización de los protocolos, la SCP organiza el próximo día 25 una jornada multidisciplinaria de salud digital en pediatría. La temática de la jornada se escogió hace muchos meses, antes de que implosionara el debate público sobre la regulación de los teléfonos móviles, y ahora servirá para contrastar opiniones: «Esta jornada nos ayudará para acabar de definir el protocolo porque tiene un programa denso de especialistas que podrán dar sus puntos de vista», ha explicado Capdevila.