Ester Marí y Ariadna Álvarez con Lord en brazos. | Arguiñe Escandón

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La historia de Lord, el cachorro que nació con el paladar hundido y con labio leporino y cuyo dueño dejó en la clínica veterinaria Sant Jorge por haber nacido con esta condición, tiene un final feliz. Y es que tras la renuncia del propietario, una de las auxiliares que trabaja en esta clínica Veterinaria de Ibiza decidió quedárselo para que el animal pudiera seguir con vida.

«Es un bulldog francés que nació por cesárea con fisuras en el paladar. Cuando sucede esto, la comida se va a los pulmones y a la nariz y el animal debe crecer para poder ser operado», explica Fernando Ribas, dueño de la clínica veterinaria de Sant Jordi, quien afirma que ahora mismo el cachorro ha quedado «muy bien» tras la operación. Este tipo de dificultades, según detalla Ribas, son comunes en esta raza de perro.

Lord no podrá reproducirse porque acarrea la enfermedad de labio leporino y su problema es genético, pero ahora podrá vivir una bonita historia con su nueva dueña, Ariadna Álvarez. «Cuando nació, llegué ese día a mi puesto de trabajo y justo estaba él en la incubadora. Decidí que tenía que quedármelo», cuenta Álvarez sobre su primera toma de contacto con el cachorro y afirma que el proceso hasta poder operarlo se hizo largo y al principio el cachorro lo cuidaba Ester Marí, auxiliar en la clínica.

«Cuando nacen con el paladar abierto no pueden comer, entonces hay que meterles un tubo en el estómago cada vez que hay que alimentarlo para llenarle el estómago. Tienen que tener un peso y medida normal para poder operarlo», indica Marí, quien añade que tras la operación Lord se quedó todavía con ella porque tenía que seguir sondándolo hasta que el paladar cicatrizase y el labio estuviese bien. «Al quinto día tras la operación le di agua y alucinó», afirma Marí entre risas.

«El propietario no lo quería atender y quisimos darle una oportunidad sacándolo adelante. El animal era de su camada y no sabía que la perra estaba embarazada», añade Ribas. En el parto nacieron dos perros, pero el otro cachorro murió en el parto y Lord nació con este problema. «Pasa mucho que en estos casos no se atienda al animal y está justificado porque, si no es viable poder mantenerlo, se duerme al animal ya que si no a la larga muere mal por los problemas que sufre», puntualiza Ribas.

«Hace una semana que lo tengo en casa y ha ido muy bien, lo que no para. Tenemos dos pastores alemanes y juegan mucho los tres. Ahora ya se ha adaptado bien, ya que fuimos haciendo la adaptación poco a poco para que no fuera un shock», detalla Álvarez, quien está muy contenta de poder tener al pequeño Lord en su familia.