Hace casi cinco años, Kirsten Sterud, deslumbrada por los focos del suelo, cayó en el hoyo. | Click

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El viernes les hablamos de los problemas que tienen los vecinos del parque de convivencia Son Dameto d’Altcuando llevan a sus perros a dicho espacio, sito frente a las pistas de pádel. Como les contamos, dentro de dicho parque hay otro, denominado Espacio de ocio canino, en el que los perros, socializando entre sí, hacen que sus amos socialicen entre ellos. O viceversa, lo cual es una magnífica idea, sobre todo por lo de socializar, ¡que buen falta nos hace!, pero... Si vais por ese parque, notaréis ciertas deficiencias que deben de ser subsanadas, ¡pero ya! Y decimos ¡pero ya!, porque, según los vecinos, con el anterior Ajuntament no fue posible, pese a que insistieron.

El mantenimiento otra vez...

¿Qué cuáles son esas deficiencias…? Varias. Veamos: La zona del parque denominada Espacio de ocio canino, rodeado por una valla metálica, y con un cartel bastante descolorido sobre ella que advierte que el pavimento es irregular, por lo que se reclama precaución, sin especificar que hay focos que deslumbran y ciertas ‘trampas’ en la superficie, que al estar inclinada, cuando llueve la tierra es arrastrada por el agua de lluvia hasta la calle,    problema que no existiría si los servicios de    mantenimiento limpiaran los imbornales de suciedad acumulada y plantas que han crecido en ellos, que dada la cantidad y tamaño, está claro que hace años que están ahí.

Longitud del foso en el que cayó Kirsten, tras tropezar.
Longitud del foso en el que cayó Kirsten, tras tropezar.

A través del deslucido cartel se advierte a los usuarios del parque que recojan en bolsas las defecaciones de los perros y las depositen en las papeleras, que…  ¿Dónde están? Porque en este espacio de ocio canino no las vemos, ya que están fuera de él, bastante alejados de él.

Igual que bancos para sentarse, que tampoco hay ninguno, por lo cual, quien quiera descansar se tiene que llevar la silla de casa. Que de hecho hay una agarrada a un árbol por una cuerda. Una chapuza, vamos.

Y en cuanto a la iluminación, en vez de las farolas tradicionales, es decir, las que iluminan de arriba hacia abajo, que es lo normal,    han colocado unos focos en el suelo, lo cual da lugar a dos inconvenientes: uno, que como la tierra cubre parte del foco, ensuciándolo –la cubre porque nadie la barre o la quita–, hace que disminuya la calidad de la luz, y dos,    como la luz viene de abajo hacia arriba, te deslumbra. Y como en el suelo, además de las luces que, o no se ven por lo sucio que está el cristal, o por iluminar de abajo hacia arriba, te deslumbran,    hay una serie de ‘trampas’ –tapas de desagües que sobresalen bastante, entre otras– con las que tropiezas fácilmente, y como vas deslumbrado, te la pegas. Y a veces te la pegas, pero bien. Porque hablando de batacazos a causa de los deslumbramientos de los focos de ese lugar os cuento lo siguiente.

El batacazo y sus consecuencias

Una vecina del parque, Kirsten Sterud, nos escribe una carta afirmando que el pasado 24 de enero de 2019 –que ya ha llovido, eh–,    cuando iba a tirar una bolsa de basura quedó deslumbrada por un foco del suelo, «metiendo el pie en un agujero y me caí de lado. Un agujero grande –matiza–de 28 cms. de profundidad, 50 de ancho y 70 de longitud», rompiéndose la cadera, la muñeca y el hombro del lado izquierdo.

«Me operaron, me colocaron una prótesis en la cadera», también le operaron la muñeca y el hombro, por lo que tuvo que ir durante un mes y medio con el brazo en cabestrillo. Además de todo eso, añade que «tuve que quedar ingresada durante cinco meses y una semana, y antes de darme de alta, tuve que cambiar la bañera de casa por una ducha». Además, tuvo que inyectarse calcio durante cinco años, y hacer rehabilitación durante un año.

Cort se desentiende

Junto a    la carta, nos envía las fotos de cómo era el agujero en el que cayó. «Al caerse –nos cuenta Antonio, su hijo– vino la ambulancia, que se llevó a mi madre a la clínica, y la Policía Local, que hizo el correspondiente parte, al que el Ajuntament no hizo el menor caso, ni siquiera se interesó por el estado de mi madre. Entonces contactamos con un abogado, que interpuso una demanda contra el Ajuntament, diciéndonos que en seis meses tendríamos la resolución, o sea, su contestación. Pero, como esta nunca llegó, llevamos el caso a juicio, que se celebrará el próximo mes de enero. A mi lo que me sorprende es que habiendo pasado por lo que ha pasado mi madre, que es lo que le podría pasar a cualquier ciudadano, es la indefensión en que queda  ante el Ajuntament. Y eso no es justo, y más cuando sus miembros son elegidos por nosotros para que, si los hubiere, resuelva problemas de la ciudad y de los ciudadanos. Vamos, que nunca imaginé que ante un caso tan claro, porque han sido cinco años de padecimientos por una caída en un parque municipal producida por tropezar, a raíz del deslumbramiento de un foco que está en el suelo,    contra la tapa de un desagüe que sobresale más de la cuenta y caer en un hoyo que estaba ahí, sin ninguna señalización a su alrededor, su responsable, el Ajuntament, pase de todo… Vamos, es que ni siquiera se ha interesado». Pues así están las cosas. ¡Que pena!, ¿no?. A los actuales responsables de Parcs i Jardins, o de Infraestructures, lo único que se nos acurre es que si quieren verificar que cuanto decimos es cierto, les pasamos el teléfono de esta contribuyente para que les cuente.