Joana María Isern, copropietaria del Forn de la Concepció, ha adquirido el juguete y lo ha instalado sobre el mostrador. | Julián Aguirre

TW
2

Quienes tengan algo más de treinta años de edad posiblemente recordarán el mono trapecista que lucía en el escaparate de la desaparecida juguetería Babelín, en el carrer Oms, de Palma. Una icónica pieza que, entre todos los juguetes, era la única que no estaba a la venta y era todo un reclamo de quienes pasaban por delante. El mono era observado, generación tras generación, por niños que quedaban extasiados mientras daba vueltas en su trapecio. Tras el cierre de la juguetería, el local pasó a ser un centro de tatuaje y el juguete se mantuvo en el mismo lugar, pero un día tanto el negocio como el mono desaparecieron.

Hace ocho años el mono trapecista reapareció en el Forn de la Concepció de la Plaça Barcelona, de Palma. «Fue un conocido quien tiempo antes lo encontró en un desguace y nos preguntó si creíamos que era el de Babelín. Lo restauró y nos dejó tenerlo en la tienda, hasta este verano que la hemos cerrado definitivamente», comenta Joana María Isern, copropietaria del Forn de La Concepció.

Pero además, Joana llegó a un trato de intercambio con el propietario del mono y ahora lo ha colocado en el emblemático local de la calle Concepció, sobre el mostrador de crespells, empanadas, rosquillas y otras delicias, y donde sus clientes pueden contemplarlo y evocar su infancia gracias a este icónico juguete. «Claro que me han hecho ofertas por el mono, pero de momento no lo vendo por nada del mundo».