El ciclo Rívoli Comedy recibe la noche de este sábado el humor afilado y crítico del lenguaraz Facu Díaz.

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Si dignificar el humor consiste en despojarse de trajes, aparcar las filias, fobias y revanchismos y manosear la vida a pelo, desnuda, haciendo diana en cualquier tema que se preste a ser analizado con ojo crítico, aunque sea uno mismo… entonces convendría referirse a Facu Díaz como doctor honoris causa en la materia. Aunque bien sabe este uruguayo de nacimiento y catalán de adopción, que la libertad de expresión puede en estos tiempos de tediosa corrección dejarnos sin amigos, y a poco que te descuides sin trabajo… Sus monólogos son un consuelo, una punzante e irónica purga de la realidad que celebra la vida de espaldas a tabúes y fruslerías. Compruébelo la noche de este sábado en los cines Rívoli de Palma, a partir de las 22.00, dentro del ciclo Rívoli Comedy.

Su espectáculo es una radiografía sesgada, imprecisa y deformada de la realidad. ¿Es la realidad el mejor motor creativo?
–Para mí, sí. A veces con otros cómicos hablamos que hay que vivir experiencias para escribir chistes, la realidad es el mejor material.

¿A la hora de estirar el chicle haciendo humor irreverente le condiciona este momento de corrección política?
–No me siento presionado, quizá porque yo tengo otra interpretación de la corrección política, para mí es simplemente no comportarse como un imbécil.

¿El humor debe aspirar a incomodar sin ofender?
–El objetivo es hacer reír y si además se incomoda de alguna forma y el espectador se ríe de algo que nunca pensó que lo iba a hacer bienvenido sea.

En sus inicios firmó sketches mordaces sobre la convivencia política… ¿Cree que nuestros políticos son, por definición, carne de meme?
–Absolutamente, y más que nunca, aunque a mí ya no me hacen gracia. La actualidad política me sirve para hacer chistes pero también me afecta emocionalmente, a veces te juro que se me quitan las ganas de hacer chistes.

¿Es más probable que un político de izquierdas y otro de derechas se rían de un mismo chiste a que se pongan de acuerdo en algo?
–Muchas veces los políticos se ríen por compromiso. Le pusieron un sketch mío a Ayuso y dijo que le molaba. A la gente no le gusta ver a políticos a los que no les hace gracia reírse de sí mismos, los miran con recelo.

Cree, como afirma Ignatius Farray, que ‘la derecha se aprovecha de nuestra realidad y la izquierda de nuestras fantasía’?
–La verdad es que me parece una muy buena frase. Ignatius es un buen cronista de nuestra época, como análisis filosófico genérico me gusta.

¿Pone más límites al humor la izquierda que la derecha?
–Creo que no, hay muchos columnistas que dicen que en el siglo XXI la censura y el puritanismo vienen por parte de la izquierda, pero no estoy de acuerdo. Cuando un cómico va al juzgado siempre veo que los que se escandalizan son los de siempre… los que nunca han tolerado las críticas. La persecución del arte y la cultura ha sido siempre patrimonio del conservadurismo.

¿Siente que su humor pone al público frente a un espejo que no quiere mirar?
–A mí me gusta forzar un poquito, una cosa que tiene hacer un monólogo de una hora es que puedes ir buscando los límites de la gente, ayudarles a que aprendan a reírse de si mismos, porque de entrada al público le cuesta hacerlo de algo que le toca directamente.

Complete la frase: Para Facu Díaz, el humor fue una forma creativa de escapar de un futuro…
–Devastador.

¿Tan mal pintaba?
–Soy muy pesimista, no saques esto en el titular (risas).

¿El público es la brújula o lo son las críticas?
–Es el público, pero te mentiría si te dijera que no estoy pendiente de las críticas, otra cosa es que les haga caso.

¿Le sienta mal que le paren por la calle para que haga una gracieta?
–Es una de las cosas a la que te acostumbras bastante rápido. No es tanto la exigencia de la gente como la que te sale de dentro. La verdad es que sale de mí darles algo, una frase graciosa o lo que sea, es una presión que me pongo a mí mismo.

Hacer reír es... ¿un don o un trabajo?
–Sinceramente en mi caso es un trabajo. Hay gente con gracia natural, que con una mirada es capaz de hacer reír, yo tengo que sentarme a escribir chistes. Soy un tipo bastante serio y tranquilo.

En una entrevista afirmaba que ‘soy un viejoven y cada aniversario que pasa me alegro porque comienzo a aparentar la edad que tengo’. ¿Sufre la patología contraria al Síndrome de Peter Pan?
–Efectivamente, tengo cara de niño pero al mismo tiempo soy una persona con gustos de persona mayor: ando con las manos en la espalda, me duermo viendo la tele…