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El domingo, aprovechando el buen día que hacía, nos dimos una vuelta por el Parc del Canòdrom. Sería mediodía y nos encontramos con media docena de personas. Pero no todo seguía igual allí de como lo dejamos la última vez. Por ejemplo, la enorme escultura de color azul que te encuentras a nada que bajas la rampa, ya ha sido vandalizada a base de pintadas. Varias, ¡eh!.

Dos, en color negro, enormes, en su parte posterior, y otras tantas algo más pequeñas, una de ellas en uno de sus ojos. ¡Ah!, y la placa que está en el suelo, en la que figura el nombre de su autor, de lo sucia y pisoteada que está, ya ni se puede leer el nombre de éste, como mucho, y a duras penas, se puede leer Ajuntament de Palma. También nos hemos fijado en que se empieza a abombar en uno de sus laterales, por lo que no estaría de más que el servicio de mantenimiento del parque le echara un vistazo, de lo contrario, la cosa puede ir a más. Nos cuentan que los autores de tal sinvergonzonería suelen ser jóvenes que, de noche, saltando la valla y se cuelan en el parque.

Cada vez más grande

Cuando ¡por fin! pensábamos que habían solucionado el socavón de la acera de Vía Alemania, vemos que no. Que no solo sigue ahí, en la susodicha Vía, frente a los juzgados, socavón producido por el hundimiento de unas baldosas, que ha sido vallado para evitar que alguien meta el pie en él y se lesione, sino que la zona acotada ha sido ampliada con otras vallas, y en el espacio, que prácticamente se ha duplicado, Emaya ha colocado unas sacas, de color blanco, repletas de escombros. O sea, que además del socavón en la acera, que está ahí desde principios de noviembre del año pasado, ahora tenemos acera con socavón y con sacas con escombros… ¿Hasta cuándo? Porque Emaya sabe que está ahí...

Una novela histórica

Memoria de retaguardia es una novela histórica cuyo argumento gira en torno a Barcelona entre los años 1936 y 1939. Según escribe en la contraportada del libro su autor, Julián Delgado, esta obra reconstruye la vida de los barceloneses durante la Guerra Civil española.

A través de ella, el lector vivirá el fracasado golpe militar en la Ciudad Condal, la llegada al poder de los antisindicalistas, los abusos de poder, los asesinatos, las crueldades, la persecución de los enemigos de la revolución, las luchas internas entre las fuerzas políticas, la connivencia de la Generalitat con los abusos de los milicianos, la caída de Barcelona por la tropas franquistas y un sorprendente desenlace para el protagonista, un oficial leal a la República integrado en los servicios de información militares, que vivirá peligrosas situaciones con el objetivo de salvar vidas de inocentes y rendir información al Ministerio directamente, ya que Company aprovechó la debilidad del Gobierno de la nación al principio de la guerra para establecer una casi independencia.

Sigue contando Delgado «que el protagonista asaltará checas, se enfrentará a las patrullas de control, a la nueva policía política, autora de miles de asesinatos de personas contrarias o que no simpatizaban con la revolución proletaria. La colaboración de un miembro de la CNT-FAI, que empezará siendo un confidente y acabará convirtiéndose en su gran amigo, será vital para su arriesgada y benefactora labor. También los amores del oficial tendrán que ver a lo largo de esta historia.

Militar y escritor

Julián Delgado, que nació durante la Guerra Civil, es militar de carrera, con un currículo impresionante, destinado como legionario durante cuatro años en el Sáhara. En 1966, como policía Armada, es enviado a Barcelona, donde alterna su trabajo con los estudios de Derecho y Psicología. En agosto de 1975 se le separa del servicio por haber mantenido actividades políticas relacionadas con la Unión Militar Democrática, de la que fue uno de sus fundadores y dirigentes. Sufrió un tribunal de honor, pero, posteriormente, la Democracia le rehabilitó, reincorporándose a la Policía Nacional, pidiendo destino como voluntario al País Vasco en los años 1978-79. En 1982 fue nombrado jefe de la Guardia Urbana de Barcelona.

Julián Delgado ha sabido alternar su vida militar con la de escritor, prueba de ello es que Memoria de retaguardia es su noveno libro. Memoria de retaguardia será presentada en Palma, en la Fundació Sa Nostra, el próximo 17 de enero, a las 19 horas. Intervendrán en la presentación Fulgencio Coll, Jaume Ribot y Joan Martorell. El libro dará que hablar.

Joan Givert, que será operado este miércoles, con su amiga Patricia Chinchilla.

Todo irá bien, amigo

Mañana, poco después de mediodía, nuestro buen amigo Juan Gibert, pintor, profesor, pero sobre todo excelente persona, será operado en el hospital Quirón Palmaplanas de unos tumores que tiene en la vejiga, que desde hace unas semana le tienen sedado. Pese a todo, su moral está alta. Sabe que ha de pasar por ese trance, que no duda que va a superar.

Todo esto nos lo contaba noches atrás, después de visitar al médico, a donde le acompañó su amiga Patricia Chinchilla, que a lo que se ve está a su lado, a las duras y a las maduras. Y lo hizo frente a una copa de cava que compartió con nosotros, en señal de que el optimismo supera siempre con creces al pesimismo.

Contamos que le van a operar porque sabemos que Juan tiene muchos amigos. Sí, porque rara es la vez que vas a su casa-pinacoteca increíble, y con suerte encuentras una silla vacía. Y si coincides con él en algún restaurante, o en un bar, lo mismo. Nunca está solo, sino que siempre tiene gente a su lado, amigos que están con él, no por lo espléndido que suele ser, que lo es, sino porque se hace querer y porque siempre tiene algo que contar. Por ello, seguro que mañana le tendrán en mente deseando reencontrase con él enseguida.

«Como me van a poner una epidural –nos decía– ,cuando me quiera enterar ya me habrán operado, y como confío plenamente en los médicos, seguro que me dejan como nuevo». Por supuesto que sí –le decimos–. Nos vemos pronto, pues aun te quedan muchas cosas que hacer.