Juliana Augusta Massaroth, una brasileña que recaló en la Isla hace 20 años.    | Xavi Solà

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Seguir la doctrina Espírita no te convierte en médium –nadie puede desarrollar lo que no tiene–, aunque si puede ayudar a su eclosión y posterior educación. Hablamos sobre este  tema con Juliana Augusta Massaroth, una brasileña que recaló en la Isla hace más de 20 años «buscando una vida más estable» y hoy forma parte del Centro Espírita de Mallorca.

¿Predicciones y diálogos con muertos son los principales preceptos del espiritismo?

–La mediumnidad es apenas una de las tres partes del espiritismo, que es una filosofía ya que trata las cuestiones de la vida.

¿Qué capacidades distinguen al espírita?

–La creencia en la inmortalidad del alma, la reencarnación, la existencia de otros mundos en estados diferentes de materia y la comunicación con espíritus.

¿Cuál es la diferencia entre médium y espirista?

–Médium somos todos en mayor o menor medida, ¿quién no ha tenido nunca una intuición que luego se confirmó? Espirista es una persona que frecuenta la Doctrina Espírita y entiende que la relación con el mundo espiritual es muy compleja.

¿Le molesta cuando la gente lo confunde?

–No, pero es bastante común. La mediumnidad existe desde siempre, incluso entre los primitivos; y el espiritismo ha venido para arrojar luz a lo que era la mediumnidad.

¿La muerte es una gran incomprendida?

–Sin duda. Solemos tener miedo a lo desconocido hasta el momento que comprendemos que la verdadera vida es la vida espiritual. Ahí hemos empezado y es donde siempre regresaremos.   

¿Tiene un ‘sexto sentido’ para conectar con los muertos?

–Suelo tener premonición, que es uno de los tipos de mediumnidad pero no el único.

¿Qué significa para usted trabajar con espíritus?

–Aprendizaje y ayudar al prójimo. Muertos o vivos, todos somos espíritus en estados diferentes. Le pongo un ejemplo: un espíritu que se presenta porque se ha suicidado suele venir con mucho sufrimiento porque se da cuenta que la muerte no existe y que poner fin a su vida material no ha resuelto sus problemas. Ahora también vive el remordimiento por lo que hizo.

El cine y la literatura nos presenta a los moradores del ‘más allá’ como entes siniestros y atormentados, ¿qué hay de cierto en ello?

–Es difícil contestar en pocas palabras, pero digamos que el espíritu está revestido de un cuerpo menos denso y a través de creaciones mentales puede cambiar la forma. Otros espíritus más evolucionados pueden presentarse de forma luminosa y ser confundidos con ángeles.

Allan Kardec, uno de los grandes introductores de esta disciplina, afirmó que ‘el espiritismo es la prueba patente de la existencia del alma’. Dos siglos después ¿sus palabras siguen vigentes?

–Sin duda. Esta frase resume muy bien algunos de los principales principios de la Doctrina Espírita.

¿Los muertos pueden afectar positiva o negativamente a la salud, a la suerte u otros aspectos de vida?

–Sí, y es difícil comprender que el vínculo que les permite hacer eso a veces lo hemos creado nosotros mismos.

¿Se ha visto inmersa en alguna sesión que cambió su forma de ver la vida?

–En todas ellas sacas algo de aprendizaje que te cambia la vida. Escuchar un hijo que murió consolando a su madre que sigue viva, calmando su corazón al explicar que está bien y que está cerca fue lo más bonito que he escuchado nunca.

¿Le incomoda el escéptico que no respeta sus creencias?

–Con frecuencia, incluso en mi propia familia.