Marga Porcel junto con el belén de ganchillo expuesto en el escaparate de la tienda Triggo. | Pere Bota

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Desde pequeña Marga Porcel (Palma, 1964) veía a su abuela tejer. Estando con ella, ya enferma, Marga cogió un hilo y una aguja y empezó a tejer metros y metros de cadeneta. Poco después, su tía le compró una revista de ganchillo y así fue cómo, con apenas catorce años, Marga vio entre aquellas páginas un curioso nacimiento de ganchillo. «Esto lo tengo que hacer», pensó. Confeccionó cuatro figuritas, que ahora forman parte de un belén de más de 100 piezas, que ha ido tejiendo desde entonces. En la obra, que se expone -no al completo- en el escaparate de la tienda Triggo, una travesía de Paseo Mallorca, se pueden ver desde sobrasadas y castañas hasta dunas y puestecillos, todos hechos a base de puntadas de ganchillo.

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El belén ha ido creciendo a lo largo de la vida de Marga, en especial, durante dos épocas concretas. Cuando se casó y tuvo a sus dos hijas añadió unas 25 piezas a las cuatro iniciales: pastorcillos, Reyes Magos, el establo del nacimiento, la hilandera, una mujer que lleva agua... Veinte años después, llegó el confinamiento. Marga se había roto un pie y, en vistas de las pocas cosas que podía hacer, entre limitaciones legales y físicas, se animó a volver a ampliar su peculiar belén. Fueron muchos meses de restricciones en los que llegó a tejer hasta 80 nuevas figuras y convertir así ese pequeño proyecto personal en toda una obra maestra: palmeras, casas, el castillo de Herodes, el hornero, un caganer... «No hay nada que no esté hecho de ganchillo», destaca la palmesana. Pese a las numerosas piezas que lo componen, sus preferidas siguen siendo las primeras que hizo en su niñez: «Me recuerdan a mi infancia, cuando aprendía a hacer ganchillo con mi abuela, mi madre y mi tía».

En cuanto vieron fotos, lo quisieron exponer en el Mercado de Santa Catalina, pero por complicaciones técnicas no ha sido posible montarlo este año. También un conocido centro comercial de Ciutat se ha interesado en acoger el belén de cara al año que viene. Polifacética, autodidacta y apasionada del tejer, Marga apuesta por difundir conocimiento y pasión. Ha participado en diferentes iniciativas municipales, exponiendo obras e impartiendo clases de iniciación al ganchillo a vecinos de Palma. Además, cuenta con una tienda online -filrustic- donde teje todo aquello que le piden, desde elaborados muñecos infantiles hasta decoración del hogar o sandalias.