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Este jueves por la noche regresó el bullicio a los aledaños de la plaza de toros de Palma tras el silencio impuesto por la terrible pandemia de coronavirus. El aficionado volvió reclamar su espacio y reafirmó su ganas por ver un espectáculo con matadores de primera fila.

El Coliseo Balear no registró el lleno de tiempos pretéritos, pero anoche quedó patente que la fiesta sigue viva, a pesar del empeño que ponen algunos por acabar con ella. Los aficionados, a través de la Asociación del Fomento de la Fiesta, tuvieron un emotivo reconocimiento a la labor de Damián Ferrá, que durante 60 años ejerció como gerente del coso palmesano. La asociación le entregó en el ruedo, antes de empezar el festejo, una placa.

Los tendidos del Coliseo Balear cada año parecen más serios y se percibe la sensación de que los aficionados saben más de toros. No esconden su disgusto cuando algunas de las reses que salen al ruedo no cumplen los estándares mínimos para una lidia digna. Ayer lo hicieron con el primero del lote de Cayetano, que debió ser devuelto a los corrales. ‘El Juli’ puso el aplomo y la experiencia en una noche en la que también brilló el joven matador de Talavera de la Reina Tomás Rufo, que demostró que tiene un futuro prometedor. El primer festejo colmó las aspiraciones de los aficionados, que salieron satisfechos con lo presenciado.

El punto final a esta corta temporada taurina en Palma, llega este viernes por la noche, con una nueva corrida de toros en la comparecerá uno de los últimos fenómenos del toreo, el diestro peruano Roca Rey, que estará escoltado por el clasicismo y el temple de José María Manzanares y el torbellino del tercio de banderillas, el granadino David Fandila ‘El Fandi’, un viejo conocido de la afición palmesana, que casi siempre logra levantar a los tendidos.