Carlota nos muestra dos de los libros ya publicados de su trilogía. Y en cuanto al tercero, que se titula ‘Bellum’, «lo tengo más que pensado», dice. | Click

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Ala gran familia de lectores de Balears recomendamos que sigan a Carlota Ariza Pérez, recién licenciada en Derecho por la UIB, pues a sus 21 años –el domingo cumple 22– está escribiendo una trilogía sobre algo que no existe, pero que está ahí, ya sea en forma de lectura o en formato de cine. «Sí, la comencé a escribir hace cinco años, cuando tenía 15, y ya llevo escritos dos de los tres libros que la componen, Para siempre y Reditus, y tengo ya más que pensado el tercero, al que he titulado Bellum».

Mientras tanto, Carlota no pierde de vista ni a su presente ni a su futuro al margen de la escritura, «pues debo de hacer el máster de Derecho y una vez finalizado, decidir si abogado, si periodista, si dedicarme a la política… Que mi primera opción es la de ejercer la abogacía, siendo la segunda la de periodista, pues está muy relacionado con la escritura… Que también me gustaría ser escritora, pero no es fácil, sobre todo si eres escritor joven y desconocido, como yo. Porque, o auto editas el libro, lo cual te supone un gasto que luego intentarás recuperar con las ventas, o te buscas una editorial, que si es importante, al ver que eres novel,    te dicen que están saturadas, y si no lo es, de las que hay muchas, te piden dinero para editarte el libro, y luego, de las ventas, te dan un cinco o un diez por ciento. Lo digo porque a mí me han pedido 5.000 euros para editar un libro. Así que los he editado yo. ¿Ventas…? Unos 400 entre los dos, más las de Internet, unos 2.500, pero se cobra muy poco por venta. Ahora puede que los mande a editoriales centro y sudamericanas, pues en esos países los temas que giran en torno al amor, a las fantasías y a lo irreal, tienen muchos lectores».

Empezó a los 15 años

Volviendo a sus dos libros editados –el segundo Reditus, presentado hace solo unas semanas–,      están inspirados, sobre todo el primero, en la película Crepúsculo y en la serie Sobrenatural, «aunque nada tiene que ver con ambas», aclara. «¿El argumento…? Chica, que se llama    Melanie Campbell, se junta con chico algo raro, sobre todo por lo que busca en lo que es su mundo,    que nada tiene que ver con el mundo natural, el que vivimos los humanos. En él, Sam Waton, que es como se llama el chico,    trata de cazar fantasmas, demonios, muertos, monstruos de leyendas… Para poder construir ese mundo y esos personajes irreales, así como las situaciones y lugares que surgen en él –continúa–, he tenido que leer e investigar sobre leyendas muy americanas, de las que he extraído algunos de sus personajes. También irreales, por supuesto. El primer libro lo empecé a escribir a los 15 años y, como digo, conseguí argumentarlo a base de mucha creatividad e imaginación, ayudándome en la investigación. Y en eso me ayudó ser una enamorada de las historias de amor de las películas y de los libros. Y en cuanto al segundo, Reditus, es una continuación del primero, con los mismos protagonistas, más otros personajes que van apareciendo, y donde lo sobrenatural sigue estando por encima de lo demás. Y ahora ya estoy metida de lleno en el tercero, para el que tengo muchas ideas».

Y encima va a clase de ballet

Ni que decir tiene que Carlota es una joven muy ordenada y organizada. De lo contrario no sabría combinar estudios y clases de Derecho, con investigación sobre la ficción y lo sobrenatural,    para luego escribir y corregir, y por último auto editar. ¡Ah! Y además de todo esto, ir a clase de ballet… Y dar clases de ballet. Por eso, como su joven vida está en varios frentes, entre ellos, lo real y lo irreal, su ilusión sería contar con una habitación con un gran ventanal hacia el exterior, como si fuera una gran pantalla de cine, con muchos libros para leer y consultar, un ordenador, Internet… «Todo muy a mano para poder crear mi propio mundo, donde inspirarme, escribir, corregir, y también ir creciendo...».

¿Lo habrá contado?

He ahí algunas imágenes tomadas cualquier atardecer y noche de la pasada semana, que pueden ser igual a las que se puedan tomar cualquier atardecer y noche de esta. Demasiada gente durmiendo en la calle por no disponer de otro sitio para hacerlo. O demasiada gente sin medios para costearse un techo donde dormir. Pero lo peor es que cada vez son más. ¿Cómo resolver el problema? Porque a falta de albergues, buscan cualquier portal, rincón, cajero o banco de la calle donde cobijarse. Y cuando los echan de allí, se ubican en otros lugares, de donde los volverán a echar, y así sucesivamente...

Los sin techo, las aceras rotas, la suciedad, las pintadas en las paredes, la falta de efectivos policiales, la situación de la Plaça d’Espanya –que ya ha sido noticia a nivel nacional, gracias a los telediarios de la grandes cadenas–, la Intermodal, las borracheras en los días y noches de la Platja de Palma... Demasiado, ¿no? ¿Se lo habrá contado Hila a los neoyorquinos...?