El trabajo de Sofía Sanchez de Betak es constante, entre cuatro y cinco colecciones al año. | DUSAN SZOKOLOVICS

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Definirla con una sola palabra es complicadísimo. Argentina de nacimiento, pertenece a esa generación de mujeres que pese a nacer y criarse en un país tan alejado de los centros de poder han conseguido situarse, por sí mismas, en la cima del mismo, desde una posición u otra. El caso es que son influyentes, más allá del éxito que tenga en las redes sociales. Mujeres como la reina Máxima de Holanda, o la mismísima Cayetana Álvarez de Toledo, que no se conformaron con formar parte de una elite y salieron al mundo para aprender y en muchos casos mejorarlo. Sofía tiene una explicación para ello, y nos la cuenta en esta entrevista de verano tras la fiesta de ayer en plena Serra de Tramuntana, lugar donde reside con su familia. Una fiesta que en realidad fue una presentación de la colección que ha creado con Rossy de Palma. Está casada con Alexandre de Betak, un influyente hombre en el universo de la moda, y es madre.

Conocerla se hace difícil, protege mucho su intimidad...
–Aquí en Mallorca más que en ninguna otra parte porque se trata de nuestro tiempo, el que dedicamos a nuestra familia, que es lo más importante. Ser madre obliga a valorar el tiempo, a exprimirlo. De ahí que no sea fácil verme o localizarme telefónicamente. En todo caso gracias por su interés.

Hábleme de la colección que ha creado junto a Rossy de Palma.
–Rossy es una mujer fascinante e inspiradora. Lo que algunos hacen en un día, conseguir la excelencia en una sesión de fotos por ejemplo, ella lo resuelve en pocas horas. Rossy es energía, sorpresa constante, es artista, se come la vida a grandes bocados. Es el tipo de gente que me interesa.

Usted estudió moda, su éxito no es fruto de la casualidad obviamente. ¿Ha notado el cambio que la industria está experimentando en los últimos años?
–Sí, y participo de él, lo fomento de alguna manera. Mire, cuando hago una selección de personal me interesa más contratar a una persona que ha estudiado neurociencia que a alguien que se ha limitado únicamente a la moda. Creo que aporta más, que tiene más que decir y por tanto nos hará evolucionar como equipo y como empresa.

¿Su marca Chufy está inspirada en qué?
–Cuando la creé estaba inspirada en mis viajes por el mundo. Conocer gente es lo que más me gusta. Tuve suerte, Colette y Bergdorf Goodman quisieron vender mis creaciones y eso es algo increíble, pero he querido seguir adelante, ir más allá. A mi me inspira todo, desde el baño que me doy en el mar una tarde cualquiera a una comida rica. Todos nos nutrimos de lo que respiramos, de lo que vivimos. Mallorca me inspira mucho.

¿Cuántas colecciones saca al año?
–Entre cuatro y cinco, y resulta de verdad agotador. Es lo que exige el mercado y yo he sabido crearme un equipo fabuloso que me ayuda. En todo caso esta profesión, al igual que muchas otras, se han de ejercer desde la pasión, con entrega y sentido común, porque si no es fácil perderse por el camino.

¿A qué se refiere?
–Hay muchos elementos que contribuyen a ello. En mi día a día nada se repite, cada jornada es diferente la una de la otra. La pandemia que hemos vivido en los últimos dos años, nos ha desestabilizado a todos, nos ha convertido en distintos. Ya nada es igual, pero seguimos adelante. A mí me provocó una profunda tristeza.

¿Qué pasa con las mujeres argentinas que parecen comerse el mundo en los últimos años?
–No sé muy bien a qué se refiere, pero le puedo contestar hablando de las latinas en general. El hecho de nacer en un país como Argentina, o en América latina, donde los problemas son tan graves y la vida se hace difícil, hace que muchas hayamos optado por salir al mundo a conseguir nuestro sueño. Da igual que sea una empleada de hogar o una alta ejecutiva, la mujer que sale a trabajar fuera de su país generalmente lo hace con ganas. No me gusta usar la palabra guerra, o lucha, porque no son bonitas, prefiero utilizar palabras como esfuerzo, disciplina, preparación, ganas de salir adelante.

¿Por qué La Residència?
–Vivo cerca, es un lugar que siempre me trato muy bien y me abrió las puertas, y allí me siento como en casa. Esta tierra es mágica, nos permite descansar y ser una familia en vacaciones. Tenemos una vida sencilla, sin pretensiones y no queremos más. Elegí La Residència para presentar mi última colección porque me permitía colgar mi ropa, que los invitados pudieran descubrirla en su lugar natural, que es una tienda. Rossy es mallorquina y la encargada de sorprendernos siempre, así que la fiesta posterior en la Belmond Residencia fue eso, una sorpresa. A esta colección tan bonita la hemos llamado ChufyRossy. En un viaje nos surgió la idea de hacer algo juntas, y salió esta colaboración inspirada en ella, una inspiración muy teatral, muy ópera china, muy roja, muy azul, ... y con imágenes muy representativas del arte de Rossy.