Ángel Cortés podría decirlo más alto, pero nunca tan claro como lo ha hecho. | Click

TW
14

Parece ser que eso que se dice, que faltan trabajadores, sobre todo en restauración y hostelería, que igual también en otros sectores, sea realidad... Aunque, lo que posiblemente puede que ocurra es que haya una rotación de trabajadores en busca de una mejora de sueldo, a que escasee la mano de obra. «Hoy, lo que suele suceder –nos contaba Ángel Cortés, empresario (El Bula, pastelería Ángel y bar Ángel)– es que, aprovechando que se dice que faltan trabajadores, hemos detectado que de un tiempo a esta parte te viene uno de los tuyos diciéndote que en tal o cual sitio le han ofrecido más sueldo del que cobra contigo, por lo que si no se lo igualas, se va. Y como en muchos casos no puedes igualárselo, se va. Y como eso le pasa a muchos, da a lugar a una rotación de trabajadores de la que todos salimos mal parados, incluso ellos, ya que igual el trabajador que te deja porque encuentra un trabajo mejor remunerado resulta que luego, las condiciones de trabajo que se encuentra en el nuevo establecimiento son peores que las que tenía, con lo cual sale perdiendo», dice.

«Mientras tanto tú –continúa–, me refiero al empresario, ante la marcha del trabajador, no solo has de buscar otro que le supla, sino que, además, has de formarlo, lo cual te supone más gastos. Es más, a veces, mientras le estás formando, te viene con que le pagan más en otro sitio y se va… Todo porque le ofrecen mejores sueldos y condiciones que donde está trabajando, sin darse cuenta de que a lo mejor esas empresas que ofrecen esas mejoras son inestables, o que lo hacen porque están desesperadas y piensan que pagando más contarán con mejor personal, cuando, realmente, no será siempre el mejor…», critica. «¿Y sabe quién sale ganando con todo esto? –pregunta–. El Gobierno porque a más cambios más nuevos contratos, lo cual le supone más ingresos». Eso por una parte. Por otra, Ángel –repetimos, propietario de tres empresas en las que es una realidad cuanto nos cuenta, por tanto hombre con experiencia más que sobrada para poder opinar sobre esta cuestión– señala que «tampoco, hasta hace poco, habían habido tantas bajas voluntarias a causa de esa mejora de condiciones que se ofrecen.»

Esto no se podrá aguantar

Critica que «lo que ahora está sucediendo va a ser efímero, no va a tener mucha continuidad, puesto que dentro de año, o año y medio, va a ser al revés: las empresas van a dejar de buscar personal, sino que será este quien buscará empresas donde enrolarse, empresas que serán menos en cuanto a número, debido a que muchas, tal y como están las cosas, habrán desaparecido. Y digo que tal y como están las cosas por varios motivos. Porque tras la COVID-19, muchas de ellas tienen deudas. Y algunas, deudas considerables. Eso sin contar las que han desaparecido. A ello añadamos que las facturas de la luz y del gas han subido, ¡y de qué modo! Yo, por la luz –nos muestra la última factura– pago el triple que el año pasado... Añadamos también que la inflación está por las nubes, que esa rotación de personal aludida supone un gasto enorme para las empresas, que ahora con el calentamiento que estamos padeciendo a causa del cambio climático, se suelen romper con más frecuencia que antes refrigeradores y cocinas, lo cual se traduce en otro gasto… Eso y muchas más cosas que a diario van surgiendo».

Ángel opina que los empresarios deben afrontar demasiados problemas.

Falsas bajas laborales

Ángel añade otro elemento, que juega un gran papel en contra de las empresas: las falsas bajas laborales. «No digo yo que quien no esté bien, por lo que sea, no tenga derecho a la baja. Pero de un tiempo a esta parte estamos detectando las llamadas falsas bajas laborales. Y las detectamos, sobre todo, durante los meses de verano y en diciembre, siendo los lunes y las vísperas de los puentes cuando más se producen… Y por eso, y por lo apuntado anteriormente, no muy a la larga, bastantes negocios van a tener que cerrar por no poder asumir tanto gasto, y también por no saber –o no poder– adaptarse a los distintos cambios laborales que se están produciendo.»

Dicho lo cual –añade– «me parece muy bien que una empleada, al ser madre, se acoja a lo que la Ley dicta sobre la maternidad, y que también se acoja el padre, lo cual genera siete meses y medio de baja, más la parte proporcional de las vacaciones por maternidad. Pero el problema lo tiene el empresario que mientras tanto tendrá que buscar a dos personas que los sustituyan, a las que tendrá que pagar, y como te verán apurado, seguramente más de lo que cobraban los otros, y encima los tendrás que formar, lo que le supondrá más gastos… Por ello, y para estos casos, necesitamos más ayudas del Gobierno para poder asumir este coste. Y como a medida que pase el tiempo, más serán las normativas que iremos recibiendo por parte de quienes mandan, lo cual, sumado a los controles, que también, por parte de estos, son cada vez más, no nos quedará apenas margen. Por eso digo, que si ahora son los empleados los que rotan buscando una mejora, a no mucho tardar no van a poder hacerlo ya que bastantes empresas desaparecerán, puesto que, prácticamente, todo lo tenemos en contra: demasiado control, nuevas normativas –lo que equivale a más gastos–, más impuestos, pago de autónomos y seguridad social, deuda que muchos arrastramos de la COVID-19, falsas bajas que tienes que gestionar buscando y pagando a alguien que la supla, incremento de la factura de la luz y ahora trabajadores que se van porque te dicen que otras empresas les pagan más. No te quedará más remedio que cumplir con todo y si tienes que trabajar por ley 30 horas, las trabajas. Y si también no puedes hacer horas extras para comprarte un piso, o un coche, no las haces. O eso o cierras». ¿Y eso, de verdad que es así?, preguntamos. Ángel asiente. «Pregunte, si no, a los empresarios. Pregúnteles por la carga que uno tiene por el hecho de serlo. Y pregúntenles también hasta qué punto, tal y cómo están las cosas hoy, las cosas reales, eh, podrán aguantar. Seguramente, un político dirá que exagero, pero un empresario, seguro que no lo dirá».