Imagen de recurso. | Efe

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La forma principal para ahorrar dinero en el supermercado es elegir el establecimiento. Según la Organización de Consumidores Unidos (OCU), las familias españolas se dejan de media al mes unos 400 euros -últimamente más, debido a la inflación de los precios por la guerra en Ucrania-. El primer consejo que da la OCU es elegir bien el supermercado, ya que, dependiendo del establecimiento, los mismos productos serán más caros o más baratos.

Para tomar la decisión más acertada, conviene elaborar una lista de los productos más consumidos y comparar sus precios en distintos establecimientos. Este simple hecho, el de optar por uno u otro supermercado, puede llegar a suponer un ahorro verdaderamente importante. Aunque lo mejor es optar por el producto local -para incentivar el crecimiento económico de la comunidad- lo cierto es que los centros más grandes suelen tener precios más competitivos.

Una vez elegido el supermercado, es importante prestar atención a los productos que metemos en la cesta de la compra. Por ejemplo, es más barato optar por alimentos naturales y poco procesados en vez de comidas preparadas. Aunque sean más fáciles de consumir son más caros que los alimentos por separado. También supone un ahorro importante el optar por productos de temporada. Al haber mayor oferta, suelen tener un precio más asequible.

Si se pudiese reducir los consejos en una sola sentencia sería: recurrir a lo simple. Esto se puede aplicar asimismo a los productos de marca blanca (más baratos que los de marca) o evitar los que vengan con prefijo o sufijo, como «eco» ,«light» o «deluxe». Es normal que estos tengan propiedades más que similares que sus homólogos básicos. Hay que ir con atención a las ofertas, ya que nos pueden jugar una mala pasada. Conviene, antes de caer en la tentación y hacerse con multitud de productos en oferta, mirar bien la fecha de caducidad. Lo mejor es aprovechar los descuentos en el caso de productos no perecederos. Uno de los consejos más utilizados en tiempos en los que toca apretarse el cinturón es ceñirse estrictamente a lo anotado en la lista de la compra. Es habitual dejarnos llevar y comprar más de lo que verdaderamente necesitamos.