Los dos isleños, Gomis y Hurtado, regresan de la frontera ucraniana con el objetivo cumplido: han dejado comida, ropa y medicinas, y se traen a dos madres con sus hijos y un perro.

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Recientemente os contamos que el mallorquín José Gomis y el menorquín Carlos Hurtado, en la furgoneta de este, una Volkswagen Transporter, habían emprendido el pasado fin de semana un viaje desde Palma a la frontera húngaro-ucraniana. Llevaban con ellos diversos artículos, así como ropa y bastantes medicinas, que según les indicó la ONG Per ells, debían de entregar en un punto concreto que les marcó de la citada frontera. El viaje lo hacían con ayuda de donativos, tanto de empresas como de particulares, que les aseguraba la ida y la vuelta sin problemas…. Siempre que controlaran muy bien los gastos, y comiendo y hospedándose en establecimientos de carretera más bien modestos. «Hubo días –nos confesó José– que nos alimentábamos con barritas dietéticas que adquiríamos en las gasolineras». «Y el día que tuvimos que dejar lo que llevábamos y recoger a las dos familias que hemos traído –recordó Carlos–, como se nos complicó tanto, lo pasamos con un simple cortado».

Y es que, en un viaje como este, lo que crees que puede pasar, seguramente nada tendrá que ver con lo que pasa, sobre todo una vez que hayan llegado a la frontera, sea cual fuere, con Ucrania. Luego está lo de que calculas qué puedes gastar y lo que gastas realmente, pues a causa de los imprevistos que surgen, no salen las cuentas, pues suele ser mayor el gasto real que el previsto. Vamos, que tienes que añadir a lo presupuestado, o te quedas tirado como una colilla en la nada. Pero como al final todo ha ido bien… Pues bien está lo que bien acaba.

En un alto en el camino, Gomis con las dos madres, los hijos de estas y el perro.

Ida y vuelta por la misma ruta

«Puede que el día más difícil de todos –dice José– fuera el de la frontera con Ucrania, cuando tuvimos que dejar lo que llevábamos y recoger a las dos familias. Por una parte, no nos resultó fácil encontrar el lugar donde debíamos depositar el cargamento, por lo que tuvimos que llamar a la persona que lo debía de recoger, quien nos dijo que la esperáramos hasta las seis de la tarde, cosa que no podíamos, pues a las tres, y a bastantes kilómetros de donde nos encontrábamos, aguardaban las dos familias que íbamos a traer a España. Entonces esa persona nos dio una alternativa: dejar las cajas en un punto concreto, en la misma frontera, y cerca de donde estábamos, por el que pasaría a buscarlo. Así lo hicimos. En ese sitio sabían que lo íbamos a dejar, es decir, que nos esperaban porque la persona les había llamado, lo cual nos tranquilizó. Luego llamamos a las personas que nos debían traer a las dos familias, una madre con dos hijas mellizas, y otra con una hija adolescente, quien nos marcó un punto de encuentro cerca de la frontera con Eslovaquia, al que llegamos a través de caminos increíblemente malos, en los que se nos fueron más litros de gasolina de los previstos.

Allí estaban solo la mamá y sus dos hijas mellizas, por lo que tuvimos que ir a buscar a la otra madre con su hija un poco más adelante. A todo esto, anochecía… Con las dos familias en el coche, iniciamos el regreso (Eslovaquia-Hungría-Eslovenia-Italia-Francia-Barcelona- Palma. El mismo camino que en la ida), no sin antes pasar un par de controles de la policía. A la hora de haber reanudado el viaje, noche cerrada ya, nos dimos cuenta de que a lo largo del día solo nos habíamos tomado un café cortado». Como el dinero escaseaba, buscaron lugares modestos para dormir, en los que el precio incluía el desayuno, «del que no dejábamos ni las migas. El resto de comidas las hacíamos a base de bocadillos y cuatro chucherías… Ahora solo falta llegar a Barcelona, que lo haremos este miércoles y de ahí a Palma, a donde llegaremos mañana –hoy para el lector–». Pues... ¡Bienvenidos a casa!

Ellas son Pilar y María, creadoras de Betty y Vilma, con las que vuelven a la carga.

Vuelven a la carga

¿Os acordáis de Pilar y María, pareja lesbiana –o mejor, pareja emprendedora en el sentido comercial– que de un tiempo a esta parte, con la marca Betty y Vilma, se dedican a organizar fiestas dirigidas al mundo LGTBI+, aunque en ellas todo el mundo es, y será, bien recibido. Porque no sabemos si recordaréis, pero no hace mucho, en Templo organizaron una y la petaron. Pues ahora vuelven a la carga con otra, en Es Gremi, este viernes. Mañana, vamos. «Nuestra intención –dicen– es meter a mil personas del citado colectivo, más las que quieran no perteneciendo a él. Porque nuestra intención es seguir siendo un referente en este tipo de fiestas de ambiente en las que, como decimos, hay sitio para todo el mundo. Fiestas en las que, además de la fiesta en sí, hay importantes sorteos en colaboración con From Palma sex shop. También contaremos con una maquilladora especialista en pintura de neón, que estará a disposición de los asistentes».

A ello añadamos que, como es tal el éxito de estas fiestas, tanto en participación como en pasárselo bien, Betty y Vilma tienen, como quien dice, un pie en Valencia y otro en Madrid, «ya que nos reclaman desde ambos lugares, lo cual para nosotras es un honor. Porque si nos llaman desde allí, es señal de que lo estamos haciendo bien». Aparte de la fiesta de mañana, Betty y Vilma, que sigue animando a la gente a que salga del armario, prepara otro gran evento para la noche del día 15: Batman y Robin, pensada más que nada para los chicos, pero a la que también puede asistir quien quiera. «Será en Templo, con la entrada totalmente gratuita, contando, para que marquen el ritmo de la noche, con dos DJ muy conocidos en el mundo gay, Esteban López y Roger Mancini, que en su haber tienen haber hecho bailar a todo el colectivo y… Pues que si aún no has salido del armario –apostilla–, esa es tu noche para hacerlo».