La tonadillera Isabel Pantoja en el Juzgado de lo Penal número 5 de Málaga donde este martes es juzgada en una causa en la que el fiscal pide para ella tres años de prisión por un delito de insolvencia punible. | Efe

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La tonadillera Isabel Pantoja ha negado este martes entre lágrimas haber cometido algún delito y ha asegurado durante su declaración ante el juez que cuando se enteró de que había una deuda relacionada con su casa de Marbella con la constructora Codabe ella estaba en prisión y «no tenía la cabeza para nada». Pantoja se enfrenta a una petición fiscal de tres años de prisión por un delito de insolvencia punible por unos hechos que se remontan a cuando la tonadillera era administradora única de la sociedad Panriver 56 S.L. y supuestamente contrajo una deuda relacionada con su casa de Marbella con Codabe.

Esta empresa constructora, a su vez, tenía otra deuda con la promotora Hormofer por un montante mayor y los juzgados estimaron que la deuda que tenía la tonadillera debía pagarse a la otra sociedad. Cuando ha empezado el juicio, Pantoja ha roto a llorar, por lo que el juez le ha pedido que se calmara, que estuviera tranquila y le ha dado unos minutos antes de empezar la vista oral. En su declaración ha explicado que le dio un poder a su hermano (Agustín Pantoja) y ha destacado que todo lo que ha hecho él por ella está bien: «Moriría por mí, es la única persona que tengo a mi lado», ha señalado la artista entre lágrimas. Sobre el poder que le dio a su hermano Agustín ha explicado que fue porque si la casa salía a subasta no la perdía; perdía todos sus bienes, que son los que avalan dicha vivienda.

El juez le ha pedido en varias ocasiones que se calmara y que no era necesario que entrara en temas personales, cuando ella ha relatado que en las visitas que tenía en prisión no se hablaba de temas económicos, «solo nos abrazábamos y nos preguntábamos si estábamos bien». Pantoja ha vuelto a sentarse en el banquillo de los acusados y recordará los incidentes que sufrió en abril de 2013 a su salida de los juzgados tras darse a conocer la sentencia y donde sufrió zarandeos, abucheos y gritos de «ladrona», «choriza» y «delincuente». La artista abandonó la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) en marzo de 2016, donde ingresó el 21 de noviembre de 2014 para cumplir una pena de dos años por blanqueo de capitales