En el casco antiguo de Palma y la zona de la muralla se concentraron muchos de los participantes. | Pere Bergas

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Pasar inadvertido en Ciutat, pese a su particular quietud dominical, no fue ayer una tarea sencilla. Más de 200 aficionados y profesionales de la fotografía participaron en una nueva edición de Palma Fotográfica, un concurso de fotografía en el que son los propios ciudadanos quienes capturan la belleza y las escenas de la ciudad. «Aunque por la pandemia estemos pasando una época aciaga, esta es una actividad muy agradecida. Es una tradición arraigada y Palma es una ciudad con mucha afición fotográfica», afirmó Pilar Negredo, impulsora de la maratón desde 1987, quien, al igual que el año pasado, suprimió los controles y las fotografías de grupo para evitar contagios.

Temática

En grupo o en solitario, los fotógrafos tomaron las calles de Palma, tanto en el centro como en los barrios periféricos, capturaban todo elemento de interés que se pusiera a tiro. Pero sus disparos no eran al azar. Como cada año, los participantes tomaron las fotografías ciñéndose a una serie de temas. La temática especial de esta edición giraba entorno a Emaya y sus líneas de acción en Palma: el trabajo de los equipos de limpieza y la recogida selectiva de residuos. Además, se podían tomar imágenes de ciudadanos colaborando en el mantenimiento de la ciudad. La fotografía ganadora en este tema recibirá un premio de 500 euros.

Asimismo, los fotógrafos podían seguir seis líneas más. En la de ‘Atrapa un fotógrafo’ debían capturar a un compañero; podían hacer una fotografía artística de una bicicleta; experimentar con el minimalismo o las perspectivas; buscar rótulos, letras o números curiosos escondidos en las calles; contar una historia a través de la street photography, en la que se captura la esencia humana integrada en el entorno urbano, o bien, podían enviar fotografías antiguas, tomadas entre 1900 y 1960, referentes a Palma o sus familiares y antepasados. Las imágenes ganadoras de estas categorías optan a diferentes premios, como talleres y cursos de fotografía en CEF o EDIB, vales de descuento para Foto Ruano y el Mercat de l’Olivar o entradas de cine para las salas de Aficine. Todas las fotografías seleccionadas formarán parte de una exposición que se celebrará en marzo, en el Casal Solleric.

El apunte

El gran archivo de los ciudadanos

«Este es un concurso para los aficionados. Lo más interesante es observar la mirada de los ciudadanos, porque comunica y habla mucho de la propia ciudad. En estos 35 años se ha generado un gran archivo en el que podemos observar cómo ha cambiado cada rincón de Palma», expresó Pilar Negredo.

Otros de los méritos de Palma Fotográfica es que aúna las miradas de varias generaciones: el participante más joven tenía cinco años, el más longevo 85. Además, no es necesario tener el mejor equipo del mercado: aunque algunos participantes fotografiasen con cámaras profesionales, otros apostaban por las analógicas o los móviles.