Cada semana renuevan el ‘stock’ con treinta nuevos sabores. | M. À. Cañellas

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En plena efervescencia del desayuno de cuchillo y tenedor, y compitiendo con cafeterías que ofrecen repostería a destajo, irrumpe en escena un singular competidor donde el primer bocado se materializa ante un tazón de cereales. Original y nostálgico al mismo tiempo, llega a Ciutat Retro Flakes 199X.

Un establecimiento próximo al Mercat de l’Olivar donde nos podremos recrear ante un crepitante tazón de trigo inflado, acompañado de diferentes variantes de leche que, según cuentan Sara Manzanares y Javier Hernández, sus jóvenes propietarios, se colorean al gusto del cliente. Tanto con los jóvenes entusiastas de los cereales, como con los cuarentones que, de niños, los devoraban mirando La bola de cristal, Retro Flakes 199X conecta con todo el mundo. El gancho está asegurado. Y es que una visita a este coqueto local es lo más parecido a cruzar el umbral del universo Willy Wonka.   

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Sara Manzanares y Javier Hernández regentan Retro Flakes 199X, el paraíso de los amantes de los cereales.

La simplicidad de este espacio, de techos altos, contrasta con su infinidad de combinaciones de sabores, texturas, crujidos en boca y tragos de leche. Pese a sus medidas contenidas, caben varias mesas, una barra y un par de máquinas recreativas que nos catapultan mentalmente a los 80-90, décadas que palpitan en cada rincón de este diminuto reino del cereal. Ya sea con el tema de Pixies que me recibe al entrar; con las cintas de VHS que, omnipresentes, decoran el lugar; con el retrato de Gordi, el entrañable ‘Goonie’; o las carísimas cajas de exposición de cereales de los Gremlins o Michael Jordan. El caso es que Retro Flakes desborda buen rollo y energía ‘crispy’.

Aquí, el universo cereal tiene 30 ‘planetas’, es decir, 30 ‘sabores’ renovables cada semana. De ellos, «el 80 por ciento son americanos, pero también hay españoles porque hay gente que los pide, y siempre va bien que los clientes que vienen de fuera puedan probarlos», explica Javier. En total, por sus estanterías han desfilado más de cien tipos distintos. Este negocio temático se empezó a cocer hace un par de años, tras una prolongada estancia en Londres, cuando estos dos adictos al cereal descubrieron un local especializado y se relamieron pensando en abrir el suyo propio en Ciutat. «Queríamos implantar el concepto de un cereal bar con su toque vintage, así como somos nosotros, pero queríamos darle un giro hacia la estética de los 90 americana y los videojuegos retro de los 80». En aras de hacer una carta más angular, han incorporado «cupcakes y tartas que nos hace una repostera especializada en productos americanos». Les va como un tiro, «al empezar teníamos colas kilométricas, eso nos ha ayudado a mantenernos en los momentos más crudos de la pandemia», concluye Sara.