Tolo Solivellas con el grupo de alumnas que, hace unos días, participaron en la ‘masterclass’ de defensa personal. | Click

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Días atrás asistimos en la zona de boxeo del Megasport a tres sesiones que tienen que ver con cómo defenderse personalmente, y con eficacia, del ataque de otra, u otras, personas. Sesiones de defensa personal, defensa personal policial y defensa personal militar, estas dos últimas con armas blancas y de fogueo.

De la teoría...

Las clases las impartió Tolo Solivellas, persona más que cualificada, ya que es maestro de Kung Fu, instructor de Sanda –o parte competitiva del Kung Fu– e instructor nacional de defensa personal. Aparte, es persona conocida y reconocida en todo cuanto tiene que ver con lo apuntado anteriormente. Es más –señala–, «como instructor que soy, el Ministerio del Interior me obliga a realizar cursos de defensa personal femenina y de defensa personal policial y militar».

Las clases, a las que asistieron muchas mujeres, además de algunos policías locales y nacionales, fueron muy activas. Explicación de lo que se debe de hacer ante una determinada situación, como puede ser el acoso por parte de otra persona, sin armas o con ellas, y paso a la acción. Empezaron por defensa personal, encaminada, sobre todo, a la defensa personal de la mujer que en un momento determinado se ve acosada por otra persona, incluso más alta y fuerte que ella. Alguien que irrumpe en su área de confort dispuesto a agredirla, robarla o violarla.

¡...a la acción!

Sobre el ring, con su ayudante, Gonzalo Moreno, instructor de Kung Fu, que hará de agresor, Tolo explica lo que se debe de hacer: «No debéis echaros atrás, ni tampoco amenazarle, porque si lo hacéis mostraréis vuestra debilidad, a la vez que le pondréis en guardia. Tenéis pasar a la acción, sin darle tiempo a nada más, golpeándole fuertemente con la palma de la mano en la nariz, lo cual puede provocarle una hemorragia, o hundiéndole los dedos de vuestras dos manos en el cuello, o en los ojos o, si no, propinándole con fuerza una patada en la entrepierna. El atacante quedará paralizado por el dolor, entonces, sin más, huid. Nunca –repitió– en el momento en que él irrumpa en vuestro espacio, amenazándoos, deis un paso atrás, sino responderle con la mano, con los dedos o con el pie. Y luego marchaos».

Las alumnas pasan a la acción.

Tras la explicación, en grupos de dos, pasan a la acción, repitiendo las veces que Tolo considere el movimiento de defensa, que –insiste– «ha de ser rápido, para que el otro no se lo espere». Tolo, a la vez que anima a las parejas, incidiendo en que la rapidez por parte del acosado es importante, va corrigiendo los movimientos o resolviendo las dudas que puedan tener las atacadas, hasta que, instintivamente, y de inmediato, respondan al acoso, sin dar tiempo a que el acosador pueda, o bien atacar o bien ponerse en guardia, «pues al recibir vuestro golpe quedará desorientado. Entonces –repite otra vez–, ¡corred!».

Se acabó el tiempo

En una segunda parte pasaron a desarrollar movimientos contra personas con armas, sean de fuego, sean cuchillos. «Son ejercicios de defensa policial y militar. Los primeros sirven para desarmar a la persona con pistola o arma blanca y reducirla. Son ejercicios que practica la policía a la hora de desarmar a alguien y conducirlo al furgón, para llevarlo detenido o bien esperar a que lleguen refuerzos para que se lo lleven. Los segundos van encaminados primero a desarmar a la persona armada, o a defenderse de sus disparos, disparando.

«Naturalmente, responder al fuego del otro también con disparos solo puede hacerse por parte del militar en tiempos de guerra, no en un día cualquiera, ya que en esa situación, el militar nunca podrá repeler con arma de fuego el ataque de uno disparando, sino que tendrá que desarmarlo. Pues bien –señaló– vamos a aprender unos ejercicios para desarmar a las personas que disparan, así como, una vez que se la hemos quitado, reducirle».

Tolo Solivellas enseñando algunos de los puntos débiles donde se puede presionar o atacar para neutralizar momentáneamente al atacante.

El problema fue que se terminó el tiempo y no pudieron poner en práctica muchos de esos ejercicios, por lo que quedamos emplazados para una próxima ocasión, que será a no mucho tardar, ya que estas clases en dicho centro son muy frecuentes.
Aunque parezca de película, las que vimos la otra mañana son situaciones que se dan en la vida, por lo cual es bueno estar preparados, y más en tiempos en los que son frecuentes los acosos a mujeres, los robos a punta de pistola o arma blanca…