Alexis Leal, de nueve años, Patricia Escudero, Sasa Nicole, de 13 años, y Patrick Nagel. | Pere Bergas

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La pianista y pedagoga estadounidense Frances Clark afirmaba que «la música se encuentra en el interior de cada niño. El trabajo del profesor es hallarla y cultivarla». De ello se encargan en la escuela de música Paupa, en la iglesia anglicana de Son Armadams, que ya cuenta con una escuela en Alemania y ha llegado a la Isla hace poco más de dos meses.

«Paupa es una escuela de música enfocada a los niños e impartimos clases de los 3 a los 16 años. Intentamos que la enseñanza sea más experimental, es decir, que aprendan y comprendan la teoría de una forma práctica. Todos los niños aprenden a leer música pero siempre empezando por tocar algún instrumento», explica Paula Escudero, cofundadora de la escuela junto a Patrick Nagel.

Ambiente abierto

En Paupa persiguen que la música sea de fácil acceso, explorable y expandible. Además de las clases individuales, en la iglesia o a domicilio, en Paupa han comenzado un nuevo proyecto: los grupos abiertos, donde los niños aprenden a tocar multitud de instrumentos, como el piano, la guitarra, el ukelele, el contrabajo o a utilizar la propia voz en compañía de otros. «Los open groups son un espacio abierto para niños con o sin experiencia en la música, pero que quieran tocar en grupo. Es una forma de aprender más divertida que estudiar en casa de forma individual. Además, es una forma de desarrollar y poner en práctica las clases particulares que cada uno haya estado haciendo por su propia cuenta».

Los niños pueden experimentar con multitud de instrumentos. FOTO: Pere Bergas

Aunque Paula Escudero habla el castellano a la perfección, Nagel dirige las clases en inglés con una gran energía. Los niños pasan de un instrumento a otro, generando un ambiente dinámico en el que tienen la oportunidad de experimentar distintas sensaciones. Asimismo, se le da importancia al canto y también al sentido del ritmo, aunque algunos pequeños lo tienen más que desarrollado.

«Empecé a estudiar música a los siete años. Iba al conservatorio y tocaba el piano, pero tenía ganas de tocar en grupo. Es más divertido, sientes menos presión y te sientes más acompañada», explicaba la estudiante de 13 años Sasa Nicole.