La salida tuvo lugar a las 19.30, y los motoristas se dirigieron a la carretera vieja de Sineu. | Pere Bergas

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Unos 3.000 participantes con máquinas de todos los tamaños y cilindradas se reunieron este sábado para participar en la 41 Volta Nocturna a Mallorca, organizada por el club deportivo Media Milla.

«Esta es una prueba clásica que el año pasado no pudimos celebrar a causa de la pandemia. Es la versión veraniega de la vuelta a Mallorca, que solemos organizar en invierno; en verano se está más a gusto conduciendo por la tarde y al anochecer, cuando no hace tanto calor», explica el presidente de Media Milla, Pep Quetglas.

Moteros de la noche recorren la Isla
Imagen de los participantes antes de la salida, en la Seu de Palma. FOTO: Pere Bergas

«Visto el éxito y el buen comportamiento de los moteros en la vuelta que realizamos en junio, hemos querido retomar toda la actividad habitual del mototurismo, algo fundamental para nosotros».

Ruta y cena

Alrededor de las 19 horas de este sábado los participantes se concentraron en el Paseo Marítimo, frente a la Seu, y media hora más tarde comenzaron con la ruta, de unos 150 kilómetros. Los moteros cruzaron la Isla por la carretera vieja de Sineu y pasaron por Petra, Manacor y Porto Cristo hasta alcanzar Cala Millor. Allí llegaron pasadas las 21 horas y un centenar de personas cenó en el buffet libre del hotel Castell de Mar, mientras que el resto de participantes tenían sus mesas reservadas en restaurantes de la zona.

«Normalmente la cena coincidía con las fiestas de Son Servera y se solía celebrar allí una gran torrada», explica Quetglas, que resalta el objetivo de la vuelta, «queremos reivindicar que la moto es un vehículo sostenible y que agiliza el tránsito. Puede que haya cuatro pirados que van a toda velocidad, como sucede con todos los vehículos, pero, por regla general, los moteros son gente muy respetuosa».

Moteros de la noche recorren la Isla
Los participantes se presentaron con máquinas de toda clase, y el buen ambiente fue la tónica dominante.

Una vez acabada la cena, sobre las 23 horas, los moteros se concentraron de nuevo para retomar el camino de vuelta. Desde Son Servera fueron hasta Sant Llorenç des Cardassar; se reagruparon en Manacor, donde pudieron repostar para después tomar la carretera de Manacor en dirección a Palma.

La última parada tuvo lugar en el restaurante Los últimos Mohicanos, punto de encuentro habitual entre las tribus moteras de la Isla, donde tuvo lugar el acto de clausura y un sorteo de regalos, como cascos, guantes o chubasqueros.