Margarita, su madre, va a verle a Toledo muy a menudo.

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Rafa Bibiloni, el joven mallorquín parapléjico a causa de un accidente que tuvo en la pasada Nochebuena, en Son Ferriol –un coche se saltó un ceda el paso y colisionó contra él, que iba pilotando una moto, de regreso a casa tras una cena– sigue recuperándose en el Hospital de Parapléjicos de Toledo.

O mejor: recuperándose y aprendiendo a vivir de otra manera, tanto física como mentalmente. Pero, pese a la distancia, no se siente solo.

Su madre viaja cada semana para estar a su lado, igual que sus dos hermanas y su novia. Sin embargo, no quita que desde la última Navidad, su vida es otra.

A un parapléjico le entiende mejor otro parapléjico

Según nos contó, cuando a media tarde le llamamos por teléfono, Rafa podría regresar a la Isla a finales de septiembre, para que le operen de la rodilla, «pues –nos dijo– tengo los ligamentos rotos, lo que me produce una gran inestabilidad. Por otra parte, tengo ganas de regresar para pasar un tiempo con los míos, en mi Isla».

En cuanto a cómo lo está llevando, transcurridos ya ocho meses de aquella fatídica noche, lo resume con un «hay días mejores que otros, pero cada vez estoy más mentalizado en que esto, lo que me está pasando, no tiene vuelta atrás, por lo que hay que vivir a partir de aquí. Y es que no hay otra forma... Luego me dirán lo que debo hacer. Porque lo que es hora, hago ejercicios, recuperación… Y en cuanto a lo demás, las personas que me rodean, con las que convivo a diario, estoy viendo que me hacen mucho bien, lo cual es recíproco, pues procuro corresponder. Aparte de que aquí estoy haciendo amigos, nos ayudamos entre nosotros. Sí, porque ¿quién entiende mejor a un parapléjico...? Pues, sin duda, otro parapléjico. Los psicólogos están haciendo muy buen trabajo, y una gran labor, con todos nosotros, pero quien me entiende mejor es otro que está en mi misma situación, ya que está por lo mismo que yo. Y yo le entiendo a él por lo mismo».

«Es cuestión de mentalizarse»

La última vez que hablamos con Rafa nos dijo que había hecho muy buena amistad con Mohamed, un chaval marroquí, quien tras conseguir entrar en España, al ir a saltar una tapia cayó en mala postura. Sin embargo, el que iba con él, la saltó, pero no le pasó nada. Y es que la vida es así: la misma circunstancia, el mismo lugar, el mismo salto, la misma altura… Pero uno puede salir peor parado que el otro… Todo por calcular mal, por caer mal… Es la suerte y la mala suerte… Que es lo que le pasó a él: porque de haber llegado un segundo antes o haberlo hecho un segundo después a aquel punto fatídico, el coche que se saltó el ceda el paso no le hubiera golpeado.

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«Mohamed –asegura Rafa– está en otra planta, pero nos alegramos cuando nos vemos. Ahora comparto la habitación con    Juan, que tiene 20 años, y es parapléjico a raíz de un accidente que tuvo».

Confiesa que se llevan muy bien, que se animan el uno al otro... «A veces hablamos de los viejos tiempos, de cuando podíamos caminar… También nos solemos dar ideas el uno al otro, incluso algunos días nos vamos al súper y hacemos la compra juntos. Todo es cuestión de mentalizarse, de no pensar mucho en el pasado y sí en el presente, y, sobre todo, tener la esperanza de que te vas a acostumbrar a vivir así. Y pensar también, que estando como estoy puedo ver las cosas de otra manera. Me refiero a lo que antes era un problema, ahora no lo es. O a lo que antes le dabas importancia, ahora no la tiene… O no la tiene para ti. Y en cuanto a la familia, procuras evitar cualquier discusión. ¿Para qué..? ¿Qué ganas con ello..?    Mejor hablar que discutir, que enfadarte y… Pues que piensas que puedes seguir haciendo planes, y más si estás con gente que cree lo mismo».

Los planes a los    que se refiere son del trabajo. «No puedo caminar, eso está claro, pero sí puedo trabajar sentado. Tengo manos, brazos, cabeza… Puedo hacer cosas, pensar, estudiar y luego llevarlo a la práctica sentado. Hay muchos trabajos que se pueden hacer así, sentado, y más apoyándonos en Internet. ¿Que qué me gustaría estudiar? No lo tengo muy claro todavía, pero pienso que podría ser algo que tenga que ver con Informática y algo de Empresariales. Me irá muy bien, tanto para ayudar a mi madre en los negocios que tiene, o por si me quiero buscar un    trabajo por mi cuenta».

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Rafa y Juan se han hecho amigos en el centro de Toledo. Hablan, se animan... Incluso van a comprar pizzas juntos.

La barreras arquitectónicas

Por lo demás, sin novedad. Lo importante es el día a día y la comunicación presencial que suele tener semanalmente con los suyos, porque diariamente se comunican por teléfono, Zoom, Sky, WhatsApp, etc., ya que son muchos los medios para comunicarse que uno tiene a través de Internet.

Por cierto, y aunque no quiera, Rafa está empezando a conocer la problemática a la que se enfrenta el minusválido, sobre todo cuando sale a la calle. Nos referimos a las barreras arquitectónicas.

«Son muchas más de las que me imaginaba. ¡Es que has de estar en esto para saberlo…! Por ejemplo, aparte de que en Toledo hay muchas cuestas y pocos taxis adaptados para nosotros… Creo que solo hay dos… Si vas por la calle, te encuentras con que las aceras no tienen rampas para acceder a ellas, o si las tienen, delante de ellas hay un coche aparcado, o cuando vas por la acera tienes que sortear los árboles que están plantando en ella, además de las farolas… Luego, entras en un bar... Y como tengas que ir al lavabo, ves que no todos están acondicionados para minusválidos, lo cual es otro problema. Lo mismo ocurre cuando vas al súper, que buscas algo y ves que está a una altura a la que no alcanzas, pero… Bueno lo importante es que aquí estamos intentado sobreponernos a todas estas    situaciones».

Por último, Rafa nos dice que está contento porque dentro de unos días su novia, Mar, cumplirá años, «y tiene previsto venir hasta Toledo para celebrarlo conmigo».