Estampa del velero ‘Athena’, de 90 metros de eslora y cuyo lujo interior solo está al alcance de unos pocos privilegiados. | Gabriel Alomar

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La goleta Athena, uno de los veleros privados más grandes del mundo, llegó este sábado a Palma procedente de Antibes, en la Costa Azul. Con 90 metros de eslora y 1.120 toneladas de registro, sus tres grandes mástiles destacan en el Club de Mar, sobre todas las demás embarcaciones surtas en la marina.

Construido en aluminio por Royal Huisman (Países Bajos) en el año 2004, a partir de un proyecto naval inspirado en la época dorada de la vela, es en la actualidad uno de los mayores en su clase a nivel internacional. Y también uno de los buques de vela más rápidos, ya que puede alcanzar más de 20 nudos de velocidad gracias a sus 2.600 metros cuadrados de superficie vélica.

A diferencia de otros grandes veleros privados, destaca por su concepción clásica, con un diseño obra de Pieter Beeldsnijder y con interiores de Rebecca Bradley. Predominan las maderas nobles, tanto en sus cubiertas de teca como en los paneles que revisten su decoración, en la que destaca su gran salón y el comedor principal. Espacios que combinan con otros elementos de profundo sabor marinero, como una gran rueda de timón o una lanzada proa inspirada en los legendarios ‘clippers’ de antaño.

Atribuido al empresario de Internet James H. Clark, el Athena también se ha destinado al chárter por 340.000 euros a la semana. Sus alojamientos, para diez invitados, atendidos por una veintena de tripulantes, destilan un genuino sabor de tradición marinera, de la que carecen la mayoría de yates actuales.

La construcción de veleros privados de lujo constituye un segmento claramente diferenciado dentro del mercado de los súper y megayates, que se divide en la actualidad en opciones muy distintas, al gusto del armador.

Así, el Athena representa la opción más tradicional de lo que puede ofrecer un velero en su máxima expresión, destinado al uso particular. Por contra, diseños como el del Sailing Yacht ‘A’ constituyen la vertiente más futurista y de ruptura con todos los esquemas conocidos hasta fechas recientes. A medio camino entre ambas tendencias, destacan megaveleros como el Black Pearl o el Maltese Falcon, que sin renunciar a una estética marinera, incorporan llamativos elementos de vanguardia.