En las últimas semanas Carmen ha recibido un gran número de encargos para arreglar vestidos de novias que aplazaron su enlace del pasado verano a este a causa de la pandemia. | Julián Aguirre

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Después de quince meses en los que la ropa ancha, de andar por casa con mayor o menor elegancia, se impuso entre la mayoría para superar con comodidad primero los meses de confinamiento, después los de desescalada y por último el regreso paulatino a la normalidad, los acontecimientos sociales regresan a nuestras agendas, y entre ellos destacan de manera especial las bodas, prácticamente paralizadas durante la pandemia.

Pero tras el aislamiento social ha sido necesario tomar de nuevo medidas, y es ahí donde las modistas se convierten en las mejores aliadas de las novias y de sus invitadas, para ensanchar –en la mayoría de los casos– o estrechar vestidos que hace unos meses sentaban como un guante. Los talleres de muchas costureras de Palma trabajan ahora a destajo para atender arreglos con carácter urgente. Como ejemplo, el de Carmen Lozano, una de las más reclamadas modistas de Palma, quien recibe vestidos de setenta tiendas especializadas de la Isla. «El año pasado tenía sesenta vestidos preparados para las novias, que finalmente aplazaron su enlace. A día de hoy, el 80 por ciento de esos vestidos ha tenido que ensancharse», comenta Carmen.

Esta destacada modista nació en Santa Ana de Yacuma, Bolivia, y con 18 años, tras estudiar corte y confección, se puso a trabajar en el taller de alta costura de su tía, en La Paz. «Allí empecé a especializarme y al llegar a Mallorca en 2004 comencé a realizar trabajos para amigas y conocidas».

Tras el confinamiento, Carmen se ha encontrado de todo en su taller. «No sólo se han tenido que arreglar prácticamente todos los vestidos, sino que algunas novias han anulado su boda al romper su relación. También ha habido parejas a las que esta pandemia les ha cambiado los planes y han sido padres antes de casarse, por lo que la boda la siguen aplazando».

El presupuesto para los vestidos, tanto de novias como de invitadas o damas de honor, también se ha visto afectado. «Ya no se gastan tanto como antes. De diseños recargados con bordados y pedrerías hemos pasado a vestidos de líneas sencillas y más económicos». Los arreglos también son necesarios en las comuniones, «las niñas de un año a otro han crecido mucho y hemos tenido que alargar los vestidos».

Bodas con más invitados

A día de hoy y hasta el 2 de julio, la normativa en cuanto a celebraciones en bodas, bautizos y comuniones permite un aforo de 120 personas en exteriores y 50 en interiores. Si los asistentes están vacunados, han pasado la enfermedad o cuentan con una prueba de detección negativa, puede ampliarse el aforo hasta 200 personas en exteriores o 100 en interior, lo que ha animado a algunos novios a celebrar ahora las bodas aplazadas desde el año pasado.