44 vuelta en moto a Mallorca. | Emilio Queirolo

TW
5

El rugir de los motores inundó este domingo el Parc de la Mar. A partir de las 9 de la mañana, alrededor de 2.500 personas se concentraron en la Avinguda Adolfo Suárez para participar en la 44 Volta Internacional a Mallorca en Moto, organizada por el Club Media Milla; el World Touring Challenge, la 25 edición de la Moto Rock FM y la quinta ruta memorial Luis Salom, cuatro eventos reunidos para conseguir la mayor concentración motera de la historia en la Isla.

A primera hora, los organizadores de la vuelta se reunieron en la avenida, que estuvo cortada al tráfico entre las 6.45 y las 11 horas, donde dibujaron una parrilla de salida con tal que los participantes mantuviesen una distancia de seguridad. A partir de las 10.30h, los motoristas emprendieron la marcha en grupos, de forma escalonada. La ocasión sirvió para presentar la campaña ‘Moto, vehículo sostenible’, con la presencia de diferentes responsables de la iniciativa

Ruta por la Isla

En los 260 kilómetros de recorrido de la vuelta, los participantes pudieron disfrutar de la Serra de Tramuntana, pasando por Andratx, Valldemossa, Sóller o Pollença, continuaron por el Raiguer y el Llevant de la Isla y, tras dejar atrás Alcúdia, Ca’n Picafort y Capdepera, retomaron el camino de vuelta por el Pla de Mallorca, pasando por Manacor y Algaida, hasta alcanzar allí el restaurante Los últimos Mohicanos, donde tuvo lugar el acto de clausura con una entrega de trofeos y diplomas, así como un sorteo de obsequios. A lo largo del trayecto algunos motoristas se unieron a los grupos.

Tradicionalmente, a la hora de comer los participantes se reunían en el hotel Cabot Pollença, pero el alojamiento continúa cerrado, por lo que fue el hotel Rei del Mediterrani, en Platges de Muro, el que acogió a los comensales alrededor de las dos de la tarde.
Como cada año, la Volta fue puntuable para la Copa de España de Mototurismo, cuyos participantes realizaron un recorrido alternativo. En esta edición el sellado de la hoja de ruta funcionó de forma distinta, con el objetivo de evitar aglomeraciones. Los motoristas interesados en recibir su diploma debían fotografiar un lugar emblemático de los tradicionales controles de paso para verificar que hubiesen realizado el recorrido completo.