Shahin Awal, con uno de los imponentes caballos de su colección.

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Entrar en el restaurante indio Basmati, de la calle Caro, de Palma, era como entrar en el palacio de un marajá, aunque en este caso se tratara de un reino de sabores de la India o de Bangladesh –su país natal– gobernado por Shahin Awal. La pandemia puso obstáculos a ese sueño, como a tantos otros, hace casi un año.

Shahin Awal, que llegó a Mallorca hace 25 años, abrió el restaurante Basmati en 2004, cuando el joven cocinero contaba con 28 años, en un local de los Geranios, y en agosto de 2012 se trasladó a la calle Caro. Desde hace casi veinte años se entrega también a su segunda gran pasión –la primera es la cocina–, adquirir antigüedades de la India y otros países asiáticos, y así convirtió el restaurante Basmati en lo que es, un lugar donde poder aislarse y desconectar, y entregarse al placer del paladar. Ahora, para poder hacer frente a la situación actual, ha decidido vender esas antigüedades, y comparte desde el sábado pasado en el muro de Basmati en Facebook medio centenar de hermosos objetos en venta.

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Un ambiente para desconectar

«Me ha costado tomar la decisión, supe que debía hacerlo hace cinco meses, y he luchado mucho antes de tomar la decisión, esos objetos son como mis hijos», señala Shahin Awal. «Todas esas antigüedades han servido durante años para recibir a mis clientes, para crear un bello ambiente en el que poder desconectar».

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Las piezas más antiguas son un pequeño templo de Myanmar del siglo XV, y un par de espectaculares yugos de arado del siglo XVI reconvertidos en bellas estanterías. Pero allí también hay espejos, caballos de madera, elefantes de muchos tipos, bancos de madera tallada que han visto pasar el tiempo... Y hermosas darwajas, puertas que abren el paso a los clientes, que destacan por su majestuosidad, especialmente una que data del siglo XVI. «Las darwajas son entradas de la época de los marajás, deben ser bellas porque eso da suerte y crea armonía en el hogar. Por eso la gente más pobre lo que hace es pintarlas en la pared», señala Awal.

De armonía sabe mucho Awal, y no pierde la sonrisa. «Para una empresa pequeña, como la nuestra, está siendo muy difícil, y a pesar de todo nunca hemos dejado de ayudar a los demás, a niños de Bangladesh para que puedan ir al colegio, y a gente de aquí que necesita comida –el último reparto lo hicieron el 27 de enero–. Aquí nunca hemos tenido una caja fuerte. Pero ahora, antes de tener que pedir dinero a mis amigos, he decidido vender las antigüedades».

Aplicando la filosofía de sus ancestros, Shahin Awal afirma que «cuando el momento es malo, es cuando hay que tomar decisiones, porque entonces vienen del corazón; cuando las decisiones se toman en tiempos de felicidad no suelen ser acertadas. La lucha diaria por sobrevivir te empuja a tomar buenas decisiones».

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Al carecer de terraza, el Basmati lleva desde junio pasado ofreciendo primero su servicio de take away (por encargo), y después el de entrega a domicilio, y es el mismo Shahin Awal quien se encarga del reparto utilizando unos recipientes especiales que mantienen la comida caliente y en su punto.

El objetivo de Awal es «dar un salto hacia delante y aprovechar esta crisis para mejorar, pensando siempre en los clientes», que son «mi gran familia». Un verso suyo, presente en las cartas del restaurante desde el principio da buena muestra de lo que inspira a Awal. «Cuando das, no se acaba tu riqueza. Cuando amas, no se acaba tu corazón. Cuando sonríes, no termina tu vida. Todo lo que das lo estás ganando». Será por eso que nunca pierde su sonrisa.

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Shahin, que no pierde la sonrisa, bajo una ‘darwaja’ (puerta) del siglo XVI.