Clara Bacalla, Sara Supinska, Jo Ann Vibora, Lizelda Alvarado, Catalina Font y Maria Bonollog, preparando los dulces. | Amalia Estabén

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Tras largos meses sin poder trabajar en el obrador, las monjas de clausura Canonesas Regulares de Santa Magdalena, de Palma, han retomado hace unas semanas su actividad en la elaboración de dulces navideños y turrón mallorquín, para su posterior venta en una puerta anexa a la portería y también por encargo.

«Desde el pasado mes de marzo –explica la madre superiora, sor María del Pilar Fernández– llevábamos cerrada la elaboración y venta de dulces artesanos. Ha sido el pasado mes de noviembre cuando hemos recuperado la actividad de nuevo. Lo hemos hecho con ilusión, con la precaución que nos va marcando la COVID-19. Esta circunstancia nos ha hecho reflexionar sobre muchas cosas de la vida que las damos por hechas, como la salud, la familia y las amistades, además de lo más elemental, como es la comida del día a día. Los años anteriores teníamos la venta en un portal del monasterio, antes de la subida a La Sang. Ahora, la venta se realiza en una estancia adjunta a la portería, situada en la calle Santa Magdalena».

Delicias artesanas

En el obrador del monasterio, donde priman la limpieza, pulcritud y medidas de higiene máxima, vimos elaborar estos dulces navideños, que dan el toque final a una comida festiva. Allí estaban sor Catalina Font, de Porreres; sor Sara Supinska, de Polonia, y las monjas de Filipinas sor Clara Bacalla, sor Jo Ann Vibora, sor María Bonallog y Lizelda Alvarando, elaborando los dulces destinados a estas fiestas, como son el mazapán, roscos de vino y anís, yemas, y panellets. Toda la materia prima que utilizan es cien por cien producto local y en sus recetas juega un papel muy importante la almendra mallorquina.

La superiora destacó que «otros días hacemos cocos, cremadillos de crema y confitura de albaricoque, trufas, flores de almendra, y durante la semana previa a la Navidad hacemos nuestras conocidas cocas de patata, incluso por encargo (al teléfono 676 551 224), sobre todo para el chocolate de Nochebuena, según receta propia del monasterio.

En la nueva tienda, luminosa y acristalada, se pueden ver a la venta las especialidades elaboradas por las monjas, empaquetadas con mucho gusto, que tanto interés despiertan, tanto para degustar como para regalar, además de un amplio surtido de mascarillas. Cabe recordar, afirma sor María del Pilar, «que durante el confinamiento y los meses posteriores estuvimos ofreciendo mascarillas a entidades sociales y de la Iglesia de Mallorca. Los horarios que tenemos para la venta son por las mañanas de 9.30 a 14.00 horas y por las tardes de 16.30 a las 18.00 horas.

La historia

La fundación de este monasterio es motivo de discusión debido a que no se dispone de ningún documento que lo pueda establecer con exactitud. Varios autores consideran que se creó en el año 1332, pero hay indicios que la sitúan antes. Inicialmente se trataba de una casa de arrepentidas establecida junto al hospital de la Magdalena, fundado en 1231, después de la conquista de Mallorca por el conde Hug IV d’Empúries (1200-1230), que había participado en aquella campaña. Durante el siglo XVIII se rehizo buena parte del monasterio y se levantó la iglesia actual.