A partir de los 80 todo cambió, tanto la música como el público. | www.zumbs.com

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Tito’s fue un auténtico fenómeno social, una joya del Mediterráneo por la que pasó durante los años 60 y 70 lo mejor del panorama internacional. Glamour, clase, dinero y una larga lista de los más cotizados rostros del momento, situaron a Palma en el epicentro de la noche. La sala de fiestas que el Grupo Cursach vende ahora por 16,5 millones abrió sus puertas en el año 1923 en ese mismo lugar y con ese mismo nombre. Hasta 1957 perteneció a Antonia Jaume y Antonio Capllonch. Fue entonces cuando un empresario ruso, Magalof, compró el local y construyó su vivienda sobre la sala. Un alto ritmo de vida terminó mermando su cartera y fue vendiendo sus acciones. Tras pasar a manos de un empresario francés y otro inglés, Cursach se hizo con el negocio.

En los años 60 y 70, las cinco salas de fiestas más famosas en Mallorca eran, en orden de importancia, Tito’s, Tagomago, Sésamo, Jartans y Jardines Rosales. Esa popularidad se debía en gran parte a que, desde finales de los 50, los detalles se cuidaban hasta el extremo en Tito’s.

ANTIGUA IMAGEN DE LA TERRAZA DE LA DISCOTECA TITOS
Las actuaciones se realizaban en una gran terraza al aire libre en los años 60 y 70.

Pioneros

1955 fue el año en que Tito’s estrenó sus terrazas cubiertas. Turistas que adquirían las entradas en los hoteles y se trasladaban en buses, y la jet set mallorquina, acudían en tropel al primer dancing night club de Mallorca, como se daba a conocer entonces este lugar exquisito. A la entrada, los porteros requerían americana y corbata a los hombres. Si no, se las prestaban. Con los años se produjeron algunos cambios. La cúpula de cristal y hierro, creada en 1968 por el Estudio Lamela Arquitectos, fue pintada de negro. Durante décadas, la entrada a Tito’s estaba situada en la plaza Gomila, en cuyos bancos se sentaban los curiosos para ver el tránsito nocturno. La sala de fiestas llegó a contar con tres orquestas, dos cuerpos de baile español y uno inglés. Según cronistas de la época dorada de Tito’s, la orquesta estaba formada por cinco músicos y la pista de baile se convertía en un enorme escenario, ya que se elevaba automáticamente para dar paso al gran show.

Leyendas en Tito’s

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Su reconocimiento internacional fue a más. Un detalle: el rey Faysal de Arabia alquiló la primera planta del hotel Victoria para conocer aquella maravilla. Tito’s era un constante peregrinaje de gente famosa. Por allí pasaron Alain Delon, Grace Kelly, Peter Ustinov, Alberto Sordi, George Sanders, Sean Connery, Charles Chaplin, Aristóteles Onassis, Maria Callas, Elke Sommers...

Actuaron en la sala, entre muchas otras estrellas internacionales, Marlene Dietrich, Maurice Chevalier, The Platters, Dean Martin, Sacha Distel, Louis Armstrong, Ray Charles, Josefine Baker, Tom Jones, Charles Trenet, Petula Clark, Sandy Shaw, Eva Fitzgerald, Gilberd Bécaud, Mina, Mirelle Mathieu, Dusty Springfield, Shirley Bassey, Guy Martel, Hervé Vilard, Nancy Holloway, The Shadows o Los Panchos.

Ya en la década de los 80, la sala de fiestas –con capacidad para mil personas– acogió actuaciones de artistas españoles como Lola Flores, Carmen Sevilla, Augusto Algueró, Peret, Los Brincos, Alberto Cortez, Rocío Jurado, Rocío Dúrcal, José L. Perales o Camilo Sesto.

En 1985 cerró y después volvió a abrir como discoteca, conocida por su fachada y sus elegantes ascensores de cristal. Fue la gran reforma de Cursach, que convirtió Tito’s en un local puntero para jóvenes mallorquines y turistas. Eran otros públicos, y otros tiempos.

El Grupo Cursach no desvela cuál es su nueva estrategia

El Grupo Cursach no quiere desvelar «en estos momentos» cuál es su estrategia, si mantendrá o abandonará la actividad del ocio nocturno. «Afrontamos momentos difíciles y no queremos que cualquier manifestación pública pueda ser malentendida», explica la dirección. Lo que sí está claro es que Tito’s se venderá «con pesar» si alguien paga 16,5 millones. El uso, entonces, podría cambiar. En caso contrario, la sala reanudará su actividad cuando lo permita el mercado y la pandemia. Otros inmuebles y negocios de Cursach también se han puesto a la venta.