El equipo de Pastelería Ángel, con Ángel Cortés al frente (segundo por la derecha), elabora una gran variedad de buñuelos de crema, chocolate, nata... | Amalia Estabén

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La Festa de les Verges se celebrará en Mallorca siguiendo la tradición de elaborar y degustar este dulce típico.

La festividad de Santa Úrsula marca el día 21 de octubre una de las tradiciones más típicas de Mallorca, la Festa de les Verges. Una celebración que encuentra en los dulces buñuelos su más tradicional aliado, los buñuelos fritos amb forat o rellenos, que se elaboran en hornos y pastelerías artesanas de Palma y de la Part Forana.

Vinculada a esta fiesta, estaba la parte musical de las serenatas que hacían los pretendientes a las jóvenes, hoy prácticamente una actividad que ha ido a menos y solo se conserva en algunos pueblos de la Isla.

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La elaboración artesana de los buñuelos la llevan a cabo profesionales de la pastelería, como es el caso del horno Reina María Cristina de Palma. Su propietaria, Margalida Serra, destaca que «esta fiesta resiste a pesar de nuevas tendencias y la víspera, día 20 de octubre, y el día 21, que es la fiesta propia, se configuran como los días de mayor venta de buñuelos rellenos de nata, crema y trufa, que vendemos a 20 euros el kilo, manteniendo el mismo precio que el año pasado. Los adquieren gentes de todas las edades, entre los que se encuentran alumnos de colegios y grupos de amigos para celebrarlo en la oficina».

Margalida Serra, del horno Reina María Cristina.

El mismo precio, 20 euros el kilo, se mantiene también en la pastelería Ángel de Palma, elaborados en cuatro especialidades: nata, trufa, crema y ‘kinder’. El pastelero Ángel Cortés señala que «estoy notando que en los últimos años la gente apuesta cada vez más por comprar este producto típico con motivo de la Festa de les Verges. En nuestro establecimiento el más vendido es el de crema y hemos creído oportuno mantener el precio».

En cuanto a los buñuelos fritos, se venden en distintos puntos de Palma, y su precio oscila entre los 15 y 16 euros el kilo.

Cati Ramis sigue la misma receta de su madre. Fiel a la cita desde el año 1993, levanta a diario la persiana de un pequeño local en la palmesana calle Batle Emili Darder. «Antes era una panadería y tras la reforma del edificio utilizamos el espacio para elaborar y vender buñuelos fritos o bunyols de vent. Empezamos la temporada con el inicio del curso escolar, a mediados de septiembre, y seguimos hasta pasados unos días de la festividad de Tot Sants». Junto a Cati le ayudan su marido, José Talavera, y Lina, la hija de ambos. «Hasta el puesto se acercan varias generaciones ya que antes venían con sus padres y ahora lo hacen con sus hijos», comenta Cati, quien asegura que «este año esta más flojo. La crisis se nota. También es cierto que se vende más los días de lluvia».

Cati Ramis y José Talavera, elaborando los buñuelos fritos.