Mallorquines y catalanes, juntos en esta ambiciosa aventura. | M. À. Cañellas

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Una decena de personas trabajan a destajo en el Puerto de Palma ultimando la embarcación ‘One Planet One Ocean’ (del año 2000), que partirá el próximo 8 de noviembre desde Les Sables d’Olonne (Francia) para participar en la Vendée Globe, una vuelta al mundo en solitario –la novena edición de una de las regatas más extremas– que llevará a cabo el bombero catalán Dídac Costa.

Dicen que la unión hace la fuerza y, más aún, cuando a todos ellos les une su pasión por el mar y no una motivación económica. De hecho, no cobran nada. Mallorca tiene mucho que ver en esta prueba, en la que Dídac será el único español que participe. Empresas como Grupo Barco (con Álex Casares como impulsor de este apoyo, que aporta todo el soporte técnico: quilla, pistones, timones, eje de cola, piezas…), Quantum (nuevas velas), el Servicio Náutico Integrado, Aknozobel (pintura del barco) o Testia se han sumado a una aventura deportiva y científica que Dídac realiza por segunda vez. En 2016 recorrió el mundo en la misma embarcación y tardó 110 días en realizar los 55.000 kilómetros de la regata.

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Dídac, en proa de la embarcación con la que recorrerá más de 50.000 kilómetros a lo largo de más de tres meses.

«En Mallorca hemos desmontado la quilla, se han realizado actuaciones en el eje del motor, en la timonería. En Barcelona se han modificado los tanques de lastre (solo en popa), cambiado el motor (más ligero), instalado paneles solares y eliminado las derivas», señala Dídac.

Afirma que lo más complicado de viajar en solitario no es la parte emocional, sino hacer un recorrido sin escalas. «Por eso, no hay que dejar nada al azar. Realizo el trabajo que haría toda una tripulación: llevar el barco (ajustar velas…), establecer la estrategia de la ruta en función del tiempo, pequeñas reparaciones, ajustes, hacer vídeos… Todo lo que sea navegación, timón y mantenimiento. Lo peor que te puede pasar es que el barco tenga una avería grave. No notas mucho la soledad porque estamos comunicados. Solo puedo echar de menos a alguien que te pueda prestar una ayuda». La ruta está definida y los participantes la seguirán siempre guiados por el viento (será la ruta más rápida). Para su extrema travesía, Dídac lleva ropa para climas fríos y cálidos, y comida liofilizada (proceso por el cual se elimina todo el agua de los alimentos sin perder sus cualidades nutritivas). «Sólo tienes que echar agua. También llevo dos potabilizadoras».

Con ganas

Dídac ya tiene ganas de iniciar la regata. «Falta el último empujón financiero para cuestiones de equipamiento». Durante más de 3 meses, tendrá que dormir a ratos. «No puedes dejar de dormir, pero será a tramos, siempre pendiente del barco. Te pones alarmas de viento y de velocidad cada 20 minutos. Luego, te vuelves a dormir. Son períodos cortos seguidos».