Entrenos solidarios en el parque de sa Riera. | Click

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Este domingo por la mañana en el Parc de sa Riera, entre las 10.30 horas y mediodía, tuvo lugar una clase de gimnasia en la que participaron más de 150 personas de ambos sexos. La organizó la conocida entrenadora personal Ariana Suárez, que contó con el apoyo del Vital Fit y de la marca Lambor (nutrición), que representa Robert González, propietario del citado gimnasio, que, además, aportó su colaboración como entrenador personal y con la de otros seis que trabajan en su establecimiento.

Ariana, durante los meses de invierno, suele reunirse en ese mismo lugar con un grupo de personas con las que se ejercita de acuerdo a una tabla que ella misma prepara, cosa que en verano hace en la playa de Can Pere Antoni. Dichas reuniones son un éxito, pues es bastante la gente que acude a ellas. Esta convocatoria ha tenido lugar por un doble motivo: primero, hacer ejercicio al aire libre en solidaridad con los enfermos de cáncer.

«En principio la hicimos en solidaridad con un amigo nuestro, David Mejías, aquejado por esta enfermedad, que desgraciadamente se lo llevó no hace mucho. Entonces, decidimos solidarizarnos con las personas que lo padecen, y... Pues que aquí estamos». Y el otro motivo es el ejercicio físico en sí que vamos a dirigir para fortalecer, sobre todo, piernas y glúteos».

Para esto último, las empinadas escaleras iban a jugar un papel muy importante, ya que el escenario de la clase serían ellas, subiéndolas y bajándolas y, al mismo tiempo, haciendo el ejercicio correspondiente, con demostración previa de cómo se hacía por parte de Ariana.

Así que, una vez hecha una pequeña tabla de movimientos, giros, saltos, flexión de piernas y elevación de brazos, los gimnastas se distribuyeron en siete grupos, uno por cada entrenador personal, a la que vez que se situaron frente a otros tantos tramos de escalera, que subirían y bajarían haciendo los ejercicios correspondientes. Naturalmente, cada uno de acuerdo a sus fuerzas y resistencia. Que si uno se quedaba a la mitad, no pasaba nada, ya que no era una competición, o un ver quién podía más, sino pasar el rato ejercitándose según sus posibilidades. Aunque a decir verdad, fueron pocos lo que no terminaron la tabla.

Finalizado el ejercicio, todos los participantes en él dieron cuenta de un rica merienda