Su playa de guijarros se abre en plena desembocadura del torrente. | Gabriel Alomar

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En pleno corazón de la Serra de Tramuntana, el Torrent de Pareis y su entorno constituyen uno de los rincones con encanto del verano en Mallorca. Su aspecto de monumento natural en un paraje agreste, entre grandes peñascos y bajo la falda de las mayores cumbres de la Isla, le otorga un carácter único.

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El acceso se realiza, como no puede ser de otra forma en un lugar así, de forma peatonal desde sa Calobra. En el tramo final franqueamos dos túneles, uno de ellos con una apertura que permite asomarnos al mar y que constituye la antesala del formidable escenario que se abre al final. El torrente forma un largo cañón cuyo silencio, a poco que nos alejemos de la playa, sobrecoge con su dimensión ciclópea.

Solamente el sonido de las pisadas de los visitantes resuenan aquí sobre los cantos rodados, que cubren la mayor parte del suelo, en sucesivos montículos arrastrados por la corriente durante la época invernal. En su desembocadura se encuentra la pequeña playa de guijarros en su estado primitivo. De fuerte pendiente, el mar, con oleaje, resulta en ocasiones peligroso. Aquí se han rodado películas de aventuras como Al este de Java o El atlas de las nubes. Y es que la escenografía del lugar no es para menos.