La sorpresa llegó al día siguiente cuando Hannah se despertó y se dio cuenta de que se había quedado ciega. En un primer momento pensaba que las luces estaban apagadas, pero cuando se dio cuenta de que no veía, entró en pánico.
Acudieron al hospital y las pruebas médicas revelaron que le habían dado vodka con metanol, una combinación muy peligrosa que vende las mafias a los bares. La joven, además, sufrió daños en los riñones y tuvo que someterse a diálisis varios meses hasta que recibió un trasplante.
Con el paso del tiempo dejó de estar completamente ciega, aunque ve borrosas algunas imágenes. A día de hoy, nadie ha asumido las responsabilidades de lo que pasó.
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