Un grupo de alumnas, en pleno proceso creativo. | M. Cladera

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Uno de los sectores cuyos números vuelven a colocarlo como un negocio próspero y que revive de nuevo un período dulce, después de la crisis de 2008, es el de la joyería. Desde siempre, ha habido una cierta afición a los trabajos de joyería. Quizás sea por aquello que el joyero mantiene una permanente historia de amor con la naturaleza, con la tierra, con el fuego. El joyero tiene que dominar los elementos con los que trabaja, conocer los materiales y usar las herramientas con precisión.

«La habilidad es la roca donde se encuentra la creatividad y la imaginación», dice Toña Díez Figueiras que, juntamente con Xisco Clapés, son los fundadores, dueños y profesores de la Escuela de Joyería S’Estellera, que se encuentra en Palma.

De todas las edades

Hace 9 años que esta escuela de joyería está en activo, con un promedio de 10 alumnos por clase. «Tenemos alumnos de todas las edades –dice Toña–, desde los 20 años hasta 60, desde hijos de joyeros que quieren seguir con la profesión de sus padres, hasta jóvenes que ven en este trabajo una forma de creatividad. Aquí se puede comprobar que el ejercicio de la joyería no muere». «Lo más importante para los nuevos alumnos es que aprendan, en primer lugar, la técnica, y luego vayan desarrollando su imaginación. Aquí trabajamos con piedras preciosas, como son la plata, el oro y metales preciosos. Tenemos alumnos y alumnas que ya exponen sus trabajos en mercadillos, cuyas obras están muy de moda y tienen una gran aceptación».

En esta escuela también se hacen cursos monográficos de dibujo para joyería, de gemología, o ceras de joyería. En breve, un grupo de alumnos irá a Munich para asistir a una feria, que es un referente para la profesión. Incluso, se pueden adquirir herramientas, que son la base del oficio de joyero.

En la actualidad, está muy de moda la bisutería que se trabaja con metales no preciosos. Su concepto es amplio y abarca una seria de ornamentos, como por ejemplo pulseras, tobilleras –ya sean de hilo o de metal–, collares, anillos, pendientes, carteras y bolsos.

Los precios en bisutería, que se trabajan con materiales no preciosos son mucho más baratos; sin embargo, los creadores trabajan arduamente para que este mercado pueda ofrecer un alto nivel de competitividad y un trabajo formal dedicado a la estética.