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El 95% de los niños con discapacidad está excluido de la escuela tanto en los países desarrollados como en los que no lo están y un tercio de los 77 millones que no tienen acceso a la escuela en el mundo sufre algún tipo de alteración de sus funciones.

Así lo señaló ayer en rueda de prensa en Salamanca la directora ejecutiva de Inclusión Internacional (II), Ingrid Korner, en la presentación de la Conferencia Mundial sobre Educación Inclusiva, que se celebrará en la capital salmantina del 21 al 23 de octubre próximos con la asistencia de más de 600 participantes de 52 países.

El encuentro, en palabras de Korner, pretende «hacer una llamada de atención a las instituciones mundiales para que se transforme la Educación Especial en Inclusiva», ya que, según añadió, «cuando se le niega la educación a un niño con discapacidad», tanto en los países pobres como en los ricos, se producen «efectos económicos muy graves tanto a los pequeños como a las familias».

A su juicio, «la educación para todos no puede ser una realidad si no son incluidas las personas con discapacidad intelectual», y aunque desde la Unesco se insiste en la necesidad de ponerla en marcha, «existe una distancia entre lo que se habla y lo que sucede en realidad».

Una opinión que también comparte el director de Educación Inclusiva de Canadá y presidente del comité científico de la Conferencia Mundial, Gordon Porter, ya que, según señaló, la experiencia demuestra que desarrollar este tipo de educación «no es cuestión de dinero, sino de derecho, liderazgo y de política».

En este sentido, añadió que el problema en países desarrollados, como Canadá o España, no es el económico, sino que de lo que se trata es de «intención».

Además, se refirió a que tras la Declaración de Salamanca y el Marco de Acción sobre Ecuación Especial, adoptada durante la Conferencia Mundial sobre Educación Especial: Acceso y Calidad celebrada hace quince años «no se ha avanzado como se esperaba».

No obstante, reconoció que «hay aspectos que han cambiado, como el lenguaje sobre inclusión y que éste se escucha más», si bien denunció que la realidad es que «hay personas que siguen siendo segregadas y reciben mucho menos de lo que se estaba esperando».

Asimismo, insistió en la necesidad de que los niños con discapacidad «sean tratados como iguales y que salgan de los colegios especiales», y de ahí que abogara por «el del liderazgo en todos los sistemas educativos».