El Pontífice pronunció su tradicional mensaje navideño desde el balcón central de la basílica de San Pedro del Vaticano. Foto: EFE-ETRORE FERRARI.

TW
0

EFE-CIUDAD DEL VATICANO

Benedicto XVI expresó ayer su preocupación por el futuro, que «se está haciendo más incierto incluso en las naciones del bienestar» y exhortó a los hombres a que ponga cada uno su parte, con solidaridad, «ya que si cada uno sólo piensa en sus intereses, el mundo se encamina a la ruina».

El Papa hizo estas manifestaciones durante el tradicional mensaje de Navidad, pronunciado desde el balcón central de la basílica de San Pedro del Vaticano, y en el que recordó los lugares del mundo donde hay guerras, enfrentamientos o crisis económicas, entre ellos Oriente Medio, Kivu (Congo), Darfur (Sudán) y Somalia, y todos los sitios «donde el terrorismo sigue todavía golpeando».

Ante unas 60.000 personas reunidas en la plaza de San Pedro para escuchar el cuarto Mensaje de Navidad de su Pontificado, el Obispo de Roma proclamó al mundo que con el nacimiento de Jesús «ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres».

En un mensaje de esperanza, el Papa subrayó que la Navidad es la fiesta de la luz y que Jesús vino a la tierra «para todos, judíos, paganos, ricos y pobres, creyentes y no creyentes, cercanos y lejanos».

El Pontífice añadió que Dios es el único que puede transformar el mal en bien y cambiar el corazón del hombre y hacerlo un oasis de paz y abogó para que todo el mundo sienta el poder de la gracia salvadora de Dios.

«Que brille la luz de la Navidad donde se atropella la dignidad y los derechos de la persona, donde los egoísmos personales o de grupo prevalecen sobre el bien común, donde se corre el riesgo de acostumbrarse al odio fratricida y a la explotación del hombre por el hombre», agregó el Papa.

El Papa pidió que la Luz de Belén también brille donde las luchas intestinas dividen grupos y etnias y laceran la convivencia y donde el terrorismo sigue golpeando, donde falta lo necesario para vivir, donde se mira con desconfianza un futuro que se está haciendo cada vez más incierto, incluso en las naciones del bienestar».

El Pontífice animó a todos los hombres a poner su parte «con espíritu de auténtica solidaridad, ya que si cada uno piensa sólo en sus propios intereses el mundo se encamina hacia la ruina», afirmó.

Benedicto XVI abogó para que en este tiempo «marcado por una considerable crisis económica», la Navidad sea la ocasión de una mayor solidaridad entre las familias y entre la sociedad.