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Las autoridades reconocieron los dos primeros casos del país, uno en la provincia central china de Hunan (donde había hasta ahora tres sospechosos) y otro, el mortal, en la oriental de Anhui, donde ni siquiera se conocían presuntos enfermos.

He Junyao y su hermana contrajeron síntomas gripales poco después de ingerir pollo en una zona afectada por uno de los brotes de H5N1, y aunque en principio Pekín aseguró que se trataba de «neumonía» y no gripe aviar, acabó anunciando, hace dos semanas, que los dos eran presuntos casos.

La persona fallecida es una joven granjera de 24 años en el distrito de Zongyang, que murió el 10 de noviembre, y que, a diferencia del otro caso confirmado, no estaba siendo investigada por los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que están conduciendo análisis esta semana en Hunan.

Con estos casos, a la espera de que sean registrados también por la Organización Mundial de la Salud (OMS) -cosa que podría ocurrir en las próximas horas-, aumentarían a 65 las muertes en los cinco países afectados y a 128 el total de enfermos.

El otro caso de contagio corresponde al niño He Junyao (de la localidad hunanesa de Xiangtan) que padeció la enfermedad en octubre pero se recuperó y fue dado de alta, mientras que su hermana He Yin, de 12 años, que falleció el 17 de octubre, aún es sólo oficialmente un caso sospechoso. Para la OMS, este caso de la niña, que fue incinerada, «no puede ser confirmado» por «insuficientes evidencias», según dijeron fuentes ministeriales chinas.

El Ministerio de Sanidad, junto a la prensa oficial china, causó confusión durante varias horas al informar inicialmente de la existencia de «tres casos confirmados» pero luego rectificó y habló de sólo dos.

De otra parte, los expertos de los países de la UE prolongaron hasta el 31 de enero de 2006 la prohibición de las importaciones de aves silvestres -compradas como mascotas, para zoológicos o cetrería-, con el fin de evitar la propagación de la gripe aviar.