El presidente de Suiza, Joseph Deiss, da la bienvenida al papa Juan Pablo II.

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EFE-BERNA
El papa Juan Pablo II llegó ayer a Suiza para una visita de 32 horas rodeada de un clima de frialdad, pero paliada por el anuncio oficial de normalización de relaciones con el Vaticano.

En el hangar del aeródromo de Payaerne, donde fue recibido en una sobria y rápida ceremonia, el presidente de la Confederación helvética, le comunicó oficialmente la normalización de relaciones diplomáticas con la Santa Sede con el nombramiento de un embajador «extraordinario y plenipotenciario».

El Sumo Pontífice, que llegó a bordo de una avión de la compañía Alitalia procedente del aeropuerto romano de Fiumicino, fue recibido por el presidente suizo, Josep Deiss, en el aeródromo militar de Payerne (oeste de Suiza), situado a medio centenar de kilómetros de Berna, quien le hizo este anuncio a modo de regalo de bienvenida.

Durante su estancia, el Papa acudirá a Berna al primer Encuentro Nacional de Jóvenes Católicos helvéticos y presidirá hoy una misa multitudinaria, también en la capital suiza, donde se registra cierta frialdad en las calles, ya que apenas hay signos visibles de la llegada del ilustre visitante.

Suiza estaba hasta ahora representada ante el Vaticano por su embajador en Praga, debido a las desavenencias que remontan a más de un siglo, cuando la Confederación helvética rompió sus relaciones diplomáticas a raíz del intento papal de erigir Ginebra, la ciudad del reformador Calvino, en obispado independiente del de Lausana.