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Un informe del Centro Nacional de Epidemiología titulado «Valoración del impacto de la ola de calor del verano de 2003 sobre la mortalidad», incluido en el Informe SESPAS 2004 sobre salud, presentado ayer, señala que entre junio y agosto del verano pasado se produjo un exceso de defunciones de mayores de 65 años cifrado en 6.500.

Este estudio sobre el impacto de la ola de calor en la mortalidad obtuvo los datos de defunciones de los registros civiles y constata que el exceso de mortalidad afectó exclusivamente a los mayores de 65 años, si bien no se pudo acceder a la causa de la muerte.

«El exceso de defunciones observado en las capitales de provincia -se afirma- es de 3.166. La extrapolación al total de España sería en torno a las 6.500 defunciones en los tres meses de verano (2.300 en junio, 300 en julio y 3.900 en agosto).

Se indica en el informe que «los resultados mostrados han de ser interpretados con precaución y considerados como orientativos» y se agrega que «la ausencia de información sobre las causas de mortalidad en el periodo de estudio no permitió abordar su análisis».

Uno de los autores del informe manifestó en la presentación de este estudio, que en relación con la ola de calor «la toma de medidas por parte de la Administración sanitaria fue lenta» y agregó que «no se siguieron las recomendaciones de información a la población para minimizar los efectos del calor».