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El Vaticano admitió ayer por primera vez las limitaciones de la acción en favor de los judíos del Papa Pío XII, acusado por algunos historiadores de «silencios» culpables durante la Segunda Guerra Mundial. «Pío XII no tuvo, probablemente, el temple de un profeta», afirmó 'Civiltá cattolica', prestigiosa revista bimestral de los jesuitas italianos controlada por El Vaticano, en su número del viernes.

Pío XII, Sumo Pontífice de 1939 a 1958, «estaba 'subjetivamente' convencido de haberse expresado con 'fuerza' respecto a la masacre de los judíos en su famoso mensaje navideño de 1942», destaca la publicación.

En dicho mensaje, el Papa aludió «a los cientos de miles de personas que, sin haber cometido falta alguna, a veces sólo por razones de nacionalidad y origen, son destinadas a la muerte o al deterioro progresivo», pero sin citar explícitamente a los judíos. Ciertos historiadores judíos denunciaron ese mensaje como «uno de los puntos más sombríos del pontificado» de Pío XII. Informaciones llegadas a la Santa Sede en la época confirman que en 1942, Pío XII y sus colaboradores estaban perfectamente al tanto de las deportaciones y masacres de judíos.

Por otra parte, el papa Juan Pablo II, gran admirador de Teresa de Calcuta, dio luz verde a la beatificación de la monja albanesa promulgando en una misma sesión los decretos por los que se reconocen las virtudes heroicas y un milagro por la intercesión de la religiosa, que dedicó su vida a los pobres. La madre Teresa, el primer premio Nobel que subirá a los altares, será proclamada beata el 19 de octubre de 2003 en el Vaticano, según se informó ayer en la página web de la causa de su beatificación. Hasta ahora, en escasas ocasiones se habían aprobado a la vez las virtudes heroicas y el milagro, lo que demuestra el interés del Papa por abreviar los tiempos para proclamar santa a la monja, que murió en 1997 en olor de santidad y es considerada lo que debe ser un seguidor de Cristo y emblema mundial de la caridad cristiana.