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El próximo 1 de diciembre es el Día Mundial del Sida, una enfermedad que en los países desarrollados ha dejado de ser mortal para convertirse en crónica. Durante el año 2002 más de tres millones de personas han muerto a causa del sida y cinco millones se han visto infectadas por el VIH, con lo que se calcula que en la actualidad 42 millones "entre ellos 3'2 millones de niños" viven con el virus en todo el mundo, según el último informe de ONUSIDA.

El resumen mundial de la epidemia realizado por el programa de las Naciones Unidas sobre el Sida-VIH, presentado ayer en Madrid, muestra que el sida sigue siendo un problema global y, a pesar de signos alentadores de control en algunas zonas debido a las estrategias de prevención, prevé que en regiones como el Àfrica subsahariana «lo peor de la epidemia todavía está por llegar». En la actualidad, según los datos de ONUSIDA, 38'6 millones de hombres, 19'2 millones de mujeres y 3'2 millones de menores de quince años viven con VIH-Sida; de los cinco millones de nuevas infecciones registradas este año, corresponden a adultos 4'2 millones (dos millones de mujeres) y 800.000 a niños.

Por esta enfermedad han muerto 1'3 millones de hombres, 1'2 millones de mujeres y 610.000 menores de quince años en el año 2002. Las mejores proyecciones indican que hasta el 2010 otros 45 millones de personas contraerán VIH en 126 países de bajos ingresos. No obstante, según destacó en conferencia de prensa el epidemiólogo de la Organización Mundial de la Salud Jesús María García Calleja, se estima que implementar un amplias medidas preventivas en esos países podría evitar 29 millones de nuevas infecciones.

Por regiones, el Àfrica subsahariana continúa siendo la zona más afectada por el VIH-Sida, con 29'4 millones de infectados, una situación que, unida a los conflictos armados y a la hambruna que amenaza a 14 millones de personas en el Àfrica austral, supone «una combinación explosiva a largo plazo». En España, la tasa de nuevas infecciones por VIH a través de relaciones sexuales de riesgo «se sitúa ya al mismo nivel» que las derivadas del uso de drogas por vía intravenosa, según los datos ofrecidos ayer.