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EFE. EEUU. Los «blogs», o boletines en Internet donde cualquiera puede publicar al momento opiniones o rumores, se reproducen como hongos, en un fenómeno que se estudiará este curso por primera vez en universidades de Estados Unidos. Existen «weblogs» -o «blogs», como se les llama cariñosamente- sobre gatos y perros, cuentos literarios, complejos lenguajes de programación o incluso sobre los progresos del dictador romano Julio César en su conquista de la Galia. Muchos «blogs» son un diario íntimo donde internautas con demasiado tiempo entre sus manos cuentan con todo detalle al resto del mundo sus obsesiones, cómo han pasado el día o lloran sus penas de amor. En este caso, el «resto del mundo» suele consistir en quince o veinte personas, normalmente familiares o amigos. Pero otros han adquirido tal popularidad que sueñan con convertirse en la principal competencia de gigantes de la talla del diario «The New York Times», y aunque hoy en día esta lucha se asemeja a la de David contra Goliat, muchos comentaristas piensan que esta profecía -proclamada por «blogs» como Scripting News- sí tiene fundamento. Al grupo de los grandes «blogs» también pertenecen los de medios periodísticos tradicionales o «de papel», como el del «San José Mercury News» (siliconvalley.com), que tienen varios periodistas de plantilla dedicados a elaborar los respectivos «blogs». En cuestión de meses, estos boletines se han hecho tan populares como los servicios instantáneos de mensajería electrónica, hasta hace poco algo futurista, y hoy casi tan familiares como la televisión. Aunque no es posible dar un número exacto debido a la naturaleza en cierto modo «infinita» de la red, la revista «Newsweek» calcula que existen alrededor de medio millón de «blogs» y señala que un nuevo «blogger» (el autor del boletín) se suma a la «blogomanía» cada 40 segundos, por lo que constituyen la «explosión del momento en Internet». Como tantos otros aspectos, relacionados o no con la comunicación, los «blogs» conocen un antes y después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Con los medios tradicionales saturados por el numeroso tráfico tras los atentados, estos boletines se convirtieron en el lugar a donde acudir para informarse de los acontecimientos más recientes.