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JORGE A. BAÑALES-WASHINGTON El desarrollo de embriones humanos para destruirlos y «cosechar» células troncales avivó ayer el debate ético mientras el presidente estadounidense, George W. Bush, pondera el apoyo de su gobierno a esos experimentos. Los científicos del Instituto Jones de Medicina de la Reproducción, en Norfolk (Virginia), han sido, por lo que se sabe hasta ahora, los primeros en fertilizar óvulos y crear embriones humanos específicamente para obtener de ellos las células troncales.

Bush, quien ha mantenido conversaciones con «bioeticistas» que favorecen o que se oponen a esos experimentos, «tomará una decisión (sobre la financiación gubernamental) de una manera seria y con sensibilidad para todos los involucrados», dijo ayer el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer.

Hasta ahora los investigadores habían usado células troncales procedentes solamente de embriones donados, creados en las clínicas de reproducción asistida, y que de todos modos hubieran sido destruidos. La creación de embriones nuevos solamente con el propósito de destruirlos para la obtención de sus células troncales contradice las recomendaciones recientes de la Comisión Nacional Asesora de Bioética, el Instituto Nacional de Salud y el cuerpo asesor de ética de la Comisión Europea.

Las células troncales tienen la capacidad de transformarse en una gran diversidad de tejidos y funciones, y los científicos ven en ellas una gran promesa para la regeneración de tejidos dañados. Algunos científicos opinan que las células troncales podrían reparar los daños en tejidos y órganos provocados por males como el de Parkinson o Alzheimer, las enfermedades cardiacas y la diabetes.

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