Varios de los inmigrantes indocumentados ayer en la finca fresera de Almonte.

Varios de los inmigrantes indocumentados ayer en la finca fresera de Almonte.

EfeMadrid27/04/01 0:00
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La finca en la que se encontraron los inmigrantes se dedica al cultivo de la fresa, según un comunicado difundido ayer por el ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Los trabajadores extranjeros, la mayoría sin permiso de trabajo, soportaban condiciones infrahumanas porque la empresa les debía los salarios de las últimas semanas. Los inspectores de trabajo lograron identificar a 56 trabajadores, todos ellos extranjeros (marroquíes, ecuatorianos, lituanos y rumanos) y extenderán acta de infracción a la empresa por la contratación de extranjeros sin permiso de trabajo. Además, debido a las condiciones «extremadamente penosas» en que habitaban, el caso ha sido remitido «a la policía judicial por si fuera constitutivo de delito».

En una visita de control de empleo dentro de la campaña de control de la economía irregular, un equipo de inspectores de Trabajo y Seguridad Social comprobó la presencia de un elevado número de trabajadores extranjeros -más de un centenar-, en la explotación agraria. En su visita, los inspectores lograron tomar identificación a 56 trabajadores. El resto no pudo ser identificado debido a la huida masiva que se produjo tras el aviso de personas que se desplazaban por el lugar con dos vehículos todoterreno, relacionados con la empresa.

Además de las irregularidades en materia de empleo, los inspectores pudieron comprobar en el curso de su visita que los alojamientos proporcionados por la empresa a los trabajadores carecían de las mínimas condiciones de habitabilidad exigibles. No tenían agua potable y el agua no potable estaba racionada. No tenían letrinas ni lugares de aseo, ni comedores. En tres módulos construidos con chapa metálica, de unos seis metros cuadrados cada uno, sin luz eléctrica y sin ventilación, dormían hacinados hasta diez trabajadores en cada módulo.

En este reducido espacio -explica el comunicado-, sin ventilación y en medio de un olor «nauseabundo» que propicia la atracción de múltiples insectos y supone un foco de infección importante, dormían, preparaban la comida, y comían los trabajadores al no disponer de un lugar adecuado para ello.