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España es, después de Portugal, el segundo país de la Unión Europea en número de contagios de tuberculosis en proporción a la población, con 15.000 nuevos casos cada año, según datos de la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (Neumomadrid). El día mundial contra esta enfermedad tuvo lugar ayer. Esta patología afecta actualmente en España a 240.000 personas (61 casos por cada 100.000 habitantes).

Una de las principales causas del alto número de nuevos casos españoles tiene que ver, según Neumomadrid, con la inmunodepresión que provoca el sida y el consumo de drogas, así como con la creciente inmigración procedente de áreas del planeta con deficientes condiciones de salud. Las dificultades para llevar a cabo un tratamiento sistematizado de los enfermos son también la causa de este aumento de contagios, según afirmó el doctor José Gallardo, miembro de la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica.

Sin embargo, los expertos de esta sociedad señalan como dato positivo que desde hace dos años los contagios disminuyen a un ritmo del 8 por ciento anual. Este descenso se debe al mayor control de la enfermedad, al seguimiento activo de los pacientes, al tratamiento asociado al consumo de metadona en drogodependientes, al control de centros penitenciarios (donde el 50 por ciento de la población está infectada), y a la disminución de casos de sida, según este experto. Por otro lado, Neumomadrid considera «poco justificable» que España carezca de un registro nacional que permita cuantificar el número exacto de casos de tuberculosis, lo que impide al país ofrecer datos cuantificables y por tanto transmisibles a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A nivel mundial, se registraron ocho millones de nuevos casos en 1997 y 8'4 millones en 1999, según la OMS, quien aseguró que existe un tratamiento eficaz que cura la mayoría de los casos en seis u ocho meses y que cuesta entre 10 y 15 dólares por paciente. Sin embargo, cada día mueren en el mundo 5.000 personas de esta enfermedad, es decir cerca de dos millones por año. «Es escandaloso que pese a la disponibilidad de un medicamento tan barato y eficaz, tanta gente siga muriendo de tuberculosis», declaró la doctora Gro Harlem Bruntland, directora general de la OMS.