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EFE - QUITO La marea negra producida por un escape de carburante del buque ecuatoriano Jéssica, que encalló frente a la isla de San Cristóbal, en las Galápagos, alcanzó al final de la mañana de ayer lunes la pequeña isla Santa Fe (24 km2), informó una fuente oficial.

El buque Jéssica, que transportaba unos 757.000 litros de combustible, encalló el pasado miércoles por un error del capitán, precisó Rodolfo Rendón, ministro de Ambiente.

Los técnicos estadounidenses intentan sacar el resto de combustible que está en el buque y que se calcula en unos 151.408 litros. «Se regaron más de 378.520 litros, y eso ha producido una contaminación que está en el mar. Ha llegado una parte a tierra, en el área de Santa Fe», dijo Rendón.