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La ministra alemana de Agricultura, Renate Künast, no descarta que los productos lácteos procedentes de reses afectadas por el mal de las «vacas locas» constituyan un peligro para el consumidor y reiteró que, a pesar de los problemas éticos que se le plantean, la crisis obliga al sacrificio masivo de animales. «Nadie puede excluir que la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) pase a la leche del animal enfermo, pues la investigación realizada hasta ahora en ese campo no ha sido exhaustiva».