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Thomas, un estudiante de informática de 23 años, ha sido el primer concursante que tiene que abandonar, por votación de los espectadores, la versión alemana del controvertido programa de televisión «Big Brother», en el que un grupo de personas viven durante varias semanas bajo observación de 28 cámaras. El canal privado RTL II pasa diariamente un resumen de 50 minutos de cada día de vida en la casa en común de 153 metros cuadrados y, cada dos semanas, uno de los participantes debe abandonar el programa por decisión de los espectadores que tienen que escoger entre dos candidatos propuestos por los habitantes de la casa. Tras cien días, deberá quedar sólo un participante que recibirá un premio de 250.000 marcos (unos 20 millones de pesetas). El programa ha sido duramente criticado por el presidente de Alemania, Johannes Rau, que ve en él una violación de la dignidad humana, y la Iglesia católica ha llamado incluso al sabotaje.