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TOKIO. EFE. Los ataques de varios piratas informáticos contra las páginas web del gobierno japonés ocurridos en las últimas semanas han convertido a Internet en una amenaza de la que las autoridades quieren protegerse cuanto antes, sin saber todavía cómo hacerlo. El gobierno aprobará este mes una ley que prohibirá el acceso mediante contraseñas y datos robados a cualquier red de ordenadores, lo que equiparará a Japón con el resto de los países industrializados que luchan contra los delitos trasnacionales en la red. Los piratas informáticos que atacaron hace dos semanas once ministerios y organismos oficiales, pese a no causar daños irreparables, pusieron al descubierto la vulnerabilidad de Japón y dejaron al gobierno en una situación embarazosa. La incursión pretendió avergonzar a las autoridades por permitir que un grupo derechista celebrara en Osaka un simposio en el que se negó la matanza de Nanking (China, 1937), uno de los capítulos más sangrientos de la Segunda Guerra Mundial en Asia, donde murieron miles de civiles chinos.