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Ante las quejas que se han sucedido desde diferentes sectores por la escasez de recursos existentes para que miles de inmigrantes regularicen su situación, el director general de Política Interior, José Ramón Onega, aseguró ayer que el Gobierno tiene los medios humanos y materiales necesarios para realizar el proceso, y recordó a los inmigrantes que las colas no son necesarias porque cuentan con cuatro meses para poner en orden su situación. Sin embargo, los socialistas acusan al Gobierno de lanzar mensajes contradictorios y de no tener voluntad de aplicar la nueva ley.

La representante socialista en la Ponencia de la Ley de Extranjería, Matilde Fernández, acusó al Gobierno de llevar a cabo gestos antidemocráticos en la aplicación de la Ley, y manifestó su sospecha de que el caos ha sido provocado por algunos miembros del Gobierno que han manifestado desde el principio que no les gustaba la ley.

«Toda persona del PP que ha tocado esta ley y se ha mostrado a favor, sus cabezas han sido cortadas. Yo no recuerdo en la transición y democracia en este país que una ley haya supuesto el abandono del ministro de Trabajo, de la secretaria general y Diego Jordano, portavoz parlamentario del PP», comentó la diputada socialista.

En referencia a la ampliación del período para regularizar la situación de los inmigrantes, apuntó que lo lógico sería tener un plazo de seis meses, aunque cuatro es el mínimo.